Editorial Política

Capitalismo, empresarios y solidaridad

El protagonismo del sector privado en la emergencia

Capitalismo, empresarios y solidaridad
  • 29 de marzo del 2017

El protagonismo del sector privado en la emergencia

Las lluvias y huaicos que han causado 91 muertos, más de 120,000 damnificados, 742,000 afectados y 29,000 viviendas destruidas, son el velo que no solo desnuda los fracasos del Estado a nivel de los gobiernos central, regional y local en prevención y en organizar el espacio urbano, sino también el universo en que debuta una nueva sociedad peruana, que demuestra una solidaridad nunca antes vista en nuestra historia. El profesor Hugo Neira, en un artículo publicado en este portal, señala que en la solidaridad ciudadana que hoy contemplamos empieza a prefigurarse una idea de sociedad, de nación.

El ministro de Transportes Martín Vizcarra señala que hay alrededor de 300 máquinas despejando la Panamericana Norte y otras 200 trabajando en la Carretera Central. En este portal conocemos que más de 71 empresas están aportando equipos y maquinaria de manera voluntaria. En otra compañía se calcula que solo en equipos han movilizado alrededor de S/. 4 millones, mientras las embotelladoras suspenden la producción de gaseosas y solo se dedican a las botellas de agua para evitar una disparada de los precios ante la escasez del líquido vital. Las empresas pesqueras envían toneladas de conservas a la zona norte y las empresas mineras movilizan maquinarias fuera de sus áreas de influencia para despejar caminos y ayudar en las ciudades devastadas. ¿Cómo explicar este milagro solidario?

De alguna manera en el Perú, una vez más, los hechos empiezan a enterrar las predicciones colectivistas y marxistas. La solidaridad que brota a borbotones en la sociedad es producto del crecimiento capitalista de los últimos 25 años que —al margen del estrepitoso fracaso del Estado— ha expandido la prosperidad a niveles impensados. La solidaridad no es posible en sociedades de ingresos bajos, en países hundidos en pobreza, porque la escasez alienta el egoísmo natural del desesperado por sobrevivir. La solidaridad de la pobreza es un invento marxista que no resiste el menor análisis. La filantropía millonaria de Bill Gates de Microsoft y de Mark Zuckerberg de Facebook nace de la abundancia capitalista, no del colectivismo que iguala hacia abajo.

Si bien es verdad que nuestro crecimiento es precario por la ausencia de reformas de segunda generación (instituciones, infraestructura, educación, salud y reforma laboral) y que la reducción de pobreza puede ser revertida si el Perú se hunde en la llamada trampa de ingresos medios, es incuestionable que —en términos monetarios— el Perú ha logrado arrinconar la pobreza a solo un quinto de la población. La mayoría de la población entonces puede dedicar una parte de sus ingresos a gastos diferentes a los de la sobrevivencia y adquiere los estilos de la clase media. De allí viene, pues, la ola solidaria que hoy se desata en la sociedad.

El protagonismo empresarial —que el gobierno debería reconocer y subrayar— también proviene del hecho de que ha surgido el sector privado más poderoso y extendido de nuestra historia, más allá de que un 30% se desarrolle dentro de la formalidad y el otro 70% con un pie en la legalidad y otro en la informalidad. En los últimos 25 años, del total de la inversión en el Perú (cerca del 25% del PBI) el 80% corresponde al sector privado; y del total de reducción de pobreza (del 60% de la población a solo 20%), el 75% es aporte privado. Nunca entonces hubo un sector privado tan grande, tan comprometido con la sociedad y, evidentemente, con tanta vocación solidaria.

Y, a pesar de todos sus fracasos, nunca tampoco hubo un Estado con tantos recursos porque, de una u otra manera, es el dueño de alrededor del 30% de las empresas a través de los impuestos establecidos en la ley.

El Perú, entonces, a pesar de todos sus fracasos y limitaciones, empieza a ser una sociedad que se reconoce como parte de una comunidad política y social y que se expresa a través de una solidaridad inusitada. En otras palabras, el Perú experimenta el milagro capitalista de la solidaridad.

  • 29 de marzo del 2017

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