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Alfredo Thorne: extra legalidad es fenómeno multidimensional
Las recientes declaraciones a El Comercio del futuro ministro de Economía, Alfredo Thorne —en el sentido de que la informalidad es un fenómeno multidimensional y que la meta planteada es pasar el 50% de la fuerza laboral a la formalidad en el 2021— nos revelan que en las elecciones del 2016 los peruanos han elegido un buen gobierno. Y, considerando la historia del fujimorismo en los últimos tres gobiernos, también una buena mayoría legislativa de cara al Bicentenario de la República.
Las expresiones de Thorne revelan a un hombre convencido de la libertad económica, pero, sobre todo, a un técnico que tiene las cosas meridianamente claras con respecto a una de las encrucijadas del crecimiento del Perú de las últimas décadas: la informalidad. A nuestro entender todo esto indica que Thorne se convertirá en el blanco preferido de la izquierda, porque su visión sobre la formalización, tarde o temprano, se estrellará con las coaliciones mercantiles que se oponen a la formalización del empleo.
Thorne señala que la informalidad es un fenómeno multidimensional y que el jefe del Consejo Nacional de la Competitividad debería convertirse en una especie de zar o de zarina de la competitividad y de la formalidad. El futuro ministro apunta bien. Sin embargo, se equivoca si cree que un funcionario con escaso poder político puede enfrentar a la hidra de cien cabezas que desencadena la informalidad.
La única manera de enfrentar al monstruo es desarrollando una cruzada nacional contra de la informalidad. Una cruzada encabezada por el Primer Magistrado de la República —es decir, por el jefe de Estado—, porque cuando en un Estado no hay la voluntad política de quebrar un statu quo, las coaliciones mercantiles de los ministerios, regiones y gobiernos locales crean aduanas y murallas para excluir de la legalidad a los privados y ciudadanos. No hay salida, entonces, si la cabeza de la República no decide caminar en una dirección.
¿Qué significa a nuestro entender una cruzada nacional contra la informalidad? Sobre todo, entender que la responsabilidad de la informalidad no está en los empresarios extralegales, sino en la ley, en el ordenamiento jurídico, en el contrato social. El informal, que trabaja de sol a sol, no paga un impuesto o incumple un procedimiento porque desea hacerlo. A veces pagar los impuestos significa sacrificar los ahorros de una vida o poner en riesgo el futuro del negocio. Ante esta situación el informal se declara en desobediencia civil contra una mala ley (igual que Martin Luther King o Gandhi), sigue con sus negocios extralegales, convirtiéndose en una barrera contra la delincuencia y la expansión de las economías ilegales.
Si se invierte la mirada del informal, los empresarios extralegales antes que un problema se convertirán en la solución de muchos de los problemas nacionales. Por ejemplo, si se mira las cosas desde el punto de vista de los mercados informales, en el Estado se encontrarán las fórmulas para la reforma tributaria y el aumento de la recaudación tributaria. Pero en el mundo popular no solo residen las claves de la reforma tributaria, sino también las mejores recetas para reformar al propio Estado. Hoy todos los intentos de reforma estatal fracasan por una falla de origen: se formulan de arriba hacia abajo y no de abajo hacia arriba, tal como alguna vez se hizo en Occidente para alcanzar la formalidad.
De alguna manera en la cruzada nacional contra la informalidad reside una de las claves para profundizar el mercado, radicalizar la democracia y construir un Estado nacional que represente a toda la peruanidad. En todo caso, la nueva administración PPK está informando que una de sus principales preocupaciones es enfrentar la informalidad. Aplausos.
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