Se derrumba el turismo en el Perú

En medio del proceso electoral y con la incertidumbre sobre quién será el próximo presidente del bicentenario, según un informe de Global Data, una agencia experta en datos económicos, el Perú registra en entre el 2020-2021 una caída del 73% del turismo, con respecto al 2019. De esta manera el Perú se ubica como uno de los países de Sudamérica más golpeados en esta actividad. El sector turismo es uno de los más afectados no solo por la pandemia de la Covid-19, sino también por los yerros de las administraciones Vizcarra y de Sagasti.

Ahora bien, en cuanto al turismo el Perú junto a países como Venezuela y Ecuador –con caídas de 71% y 70%, respectivamente–, son los más afectados; en tanto que Chile, Argentina y Colombia, registraron caídas menores (de 25%, 27% y 30% respectivamente). ¿Por qué? Porque el Perú impuso una de las cuarentenas más estrictas del mundo; sin embargo, el número de contagios y fallecimientos por Covid-19 es uno de los más altos a nivel del planeta, solo comparado con los de países como India. En otras palabras, de nada valió que se cerraran las fronteras si no se equiparon los hospitales ni se dotó de equipos de protección especial, plantas de oxígeno, mascarillas, etc.

La información de la señalada consultora va de la mano con los datos oficiales de la Sociedad de Hoteles del Perú, que señalan que desde el inicio de la pandemia Covid-19 se han perdido alrededor de cinco millones de puestos de trabajo generados por el turismo, de manera directa o indirecta. Asimismo, se han cerrado más de 70,000 empresas formales, la mayoría pequeñas y medianas, y se espera que la reactivación se inicie recién a finales del 2022.

Frente a esta dramática situación, se desarrolla la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. De alguna manera todos conocemos las principales líneas del programa de Fuerza Popular, el partido que defiende el sistema republicano y la economía de mercado en estas elecciones. Como todos sabemos en Fuerza Popular se valora el papel de la iniciativa privada y se explica la crisis del sector turismo por el fracaso del Estado fallido en el manejo de la pandemia y la reactivación. 

En este contexto, el fuerzapopularismo plantea fomentar las asociaciones público privadas, incluyendo el sistema de obras por impuesto, para mejorar la infraestructura e impactar directamente en el sector. Asimismo, se plantea una estrategia de beneficios tributarios, de la mano con la estructuración de préstamos con organismos internacionales y un programa de apoyo especial a las mypes del sector, restaurantes y afines en los próximos tres años, con reducciones de impuestos y préstamos de Cofide.

Luego de revisar el programa de Pedro Castillo el desconcierto es enorme. El programa marxista de Castillo no presenta cifras, alternativas ni soluciones para el sector turismo. Todo lo contrario, en dos páginas repite los lugares comunes del discurso radicalismo para cualquier actividad económica u propuesta. Por ejemplo, se sostiene que “se debe incentivar la cultura turística lo que implica un trabajo arduo de promoción, eliminación del maltrato al turista, el carácter poco hospitalario de algunos pueblos por la inexperiencia en este rubro (… ) –y solucionar– el bajo nivel histórico cultural promovido por una educación neoliberal, que conspiran contra este sector tan importante”. 

Es increíble que un programa de gobierno que pretende implementarse en el país solo se repitan frases huecas y lugares comunes, y las culpas de todos los males del turismo se carguen al llamado “neoliberalismo” y se ignoren las responsabilidades del gobierno central y los gobiernos regionales en el manejo de la pandemia y el derrumbe de la economía, factores que finalmente explican el colapso de la industria turística nacional. 

El radicalismo no tiene ninguna solución para la crisis del sector turismo. Solo en Cusco ya hay más de 300,000 nuevos pobres por la quiebra de empresas y pérdida de empleo. Según el censo de 2017, en el Cusco la pobreza afectaba al 25.2% de la población. Como consecuencia de la crisis generada por la pandemia, este flagelo aumentará en 10% de la población; es decir, al 35%. 

El Perú enfrenta la disyuntiva de optar por el comunismo u optar por la continuidad de las libertades políticas y económicas que, al margen de los yerros y fracasos del Estado, han posibilitado triplicar el PBI, reducir pobreza del 60% de la población hasta 20% –antes de la pandemia– y convertir a nuestra sociedad en una de ingreso medio.