La peligrosa ampliación del Registro Informal de Formalizaci&oa...
Unos días atrás el ex ministro de Economía, Pedro Francke, tuiteaba señalando que el precio de la libra del cobre ha llegado a los US$ 4.71 la libra. Luego agregaba lo siguiente: “Ganancias de trasnacionales mineras crecen fuerte sin haber hecho mayor inversión. ¿Cuándo el pueblo sufre por el alza de precios, no deberían contribuir más para ayudar a aliviar las necesidades populares?”.
¿Cómo entender semejante declaración de un ex ministro de Economía del Perú? Cualquier estudiante sabe que si los precios de los minerales suben las utilidades de las empresas también suben y, por lo tanto, pagan más impuestos. Pero no se trata de simples deducciones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de señalar que el sistema tributario de la minería del Perú es uno de los más progresivos del mundo. Es decir, a más utilidades se pagan más impuestos.
Indudablemente que las cosas son así. La Sociedad Nacional de Minería y Petróleo (SNMP) acaba de informar que al cierre del 2021 los abonos del sector minero al Estado por conceptos de renta, regalías, impuesto especial a la minería (IEM) y gravamen especial de minería (GEM), superaron los S/ 18,000 millones. Una cifra récord en la recaudación tributaria del Estado desde la fundación republicana. Los pagos mineros del 2021 al Estado superan en 250% a los del 2020, que sumaron más de S/ 8,000 millones.
¿Cómo entonces se pueden explicar los criterios del señor Francke? Es evidente que se trata de un asunto ideológico. La ideología que quiere aplastar a la realidad. La reforma tributaria del ex titular del MEF proponía incrementar los impuestos mineros arguyendo que no eran progresivos, y que incluso ese incremento tenía un punto de vista favorable del FMI. Hoy sabemos que no es así.
La carga impositiva del Perú es del 41.7% sobre las utilidades. La de Chile es de 38.4%, tres puntos menos que la de Perú. Los tributos en Australia, China y Canadá están cuatro puntos por debajo de los de Perú. En otras palabras, si hubiese pasado la reforma tributaria que busca incrementar impuestos se hubiese comenzado a estatizar a la minería, y la muerte de la gallina de huevos del Perú habría comenzado. Sin competitividad es imposible atraer inversiones e, incluso, mantener la continuidad de los proyectos.
Vale destacar que si se mantiene el superciclo de los precios de los minerales, en la SNMP se considera que entre los años 2022-2026 se podría aportar al Estado en tributos más de S/ 85,000 millones, una suma que representaría 2.5 veces la suma recaudada en quinquenios previos.
De otro lado, es necesario precisar que los problemas no provienen del sistema tributario de la minería y de la responsabilidad de las empresas, sino del fracaso del Estado en la redistribución de la riqueza minera. Por ejemplo, entre los años 2011 y 2020 las empresas mineras aportaron cerca de S/ 40,000 millones por canon y regalías a los gobiernos subnacionales (gobiernos regionales y locales); sin embargo, se ejecutó menos del 70% de ese monto. Pero lo más grave: los gastos se dirigieron 4% a salud, 11% a saneamiento y 11% a educación. El 75% restante se destinó a gastos corrientes y gastos no prioritarios.
Como se aprecia con absoluta claridad, la minería es el pan del Perú, es nuestra gallina de los huevos de oro. Los sectores comunistas pretenden que este sector entre en crisis, ya sea elevando los impuestos para empezar una estatización gradual de las minas o convirtiendo al sector en una zona de guerra, para crear una corriente a favor de las expropiaciones.
En estas lógicas, no hay criterios económicos racionales ni una voluntad a favor de los pobres. Se trata de una estrategia de poder: estatizar a las minas es la condición para quebrar a la democracia.
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