Editorial Economía

El corto plazo en el Perú también es importante

Generar tendencias constructivas en medio de la desorganización

El corto plazo en el Perú también es importante
  • 22 de noviembre del 2024


Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Perú vuelve a recaer en las tendencias autodestructivas que, desde hace una década, evitaron que el país avanzara a convertirse en una sociedad cercana al desarrollo. Sin la polarización política que organizó el progresismo entre fujimoristas y antifujimoristas en las últimas décadas, sin el inicio de una extrema sobrerregulación del Estado –que bloqueó inversiones y extendió la informalidad– y sin la conflictividad social alrededor de inversiones privadas claves, el Perú habría seguido creciendo sobre el 6%, habría seguido reduciendo pobreza varios puntos anuales y hoy tendría un ingreso per cápita cercano al de un país desarrollado. Una proyección que compartían diversos organismos multilaterales.

Cuando vemos la mezquindad de un sector del progresismo, que ha iniciado una campaña sin sentido en contra de la donación de Caltrain –una empresa estadounidense– de 90 coches de dos niveles y 19 locomotoras a Lima, y que serán utilizadas para conectar Chosica con Lima y con el Callao, reparamos en que la guerra de todos contra todos vuelve al Perú. ¿Cómo un sector del país puede oponerse a solucionar el problema de transporte de más de seis millones de limeños que utilizan varias horas para viajar? Incomprensible.

Sin embargo, luego de la APEC estamos de vuelta en la agenda autodestructiva con todas sus pequeñeces y miserias. Basta mirar el regreso de la judicialización de la política y la derecho penalización del espacio público para comprobar la decadencia en que estamos sumergidos. No obstante, gracias al azar y la Providencia, las elecciones del 2026 comienzan a asomarse. 

A pesar de la devastación que desató Pedro Castillo y las olas de violencia insurreccional, pese a los yerros y despropósitos del Ejecutivo y del Congreso y de la alta desaprobación de estas instituciones, el Perú preservó su institucionalidad, el frágil Estado de derecho y la inauguración del puerto de Chancay y el inicio del desarrollo Puerto Espacial en Piura fueron posibles en medio del cónclave mundial de la APEC.

Planteadas las cosas así al Perú y a los peruanos de buena voluntad solo le resta persistir en una agenda política constructiva que avance a contracorriente de todas las tendencias autodestructivas que nos anclan en el subdesarrollo. En ese sentido se debe seguir convocando a todas las instituciones del llamado Consejo de Estado para organizar una política de Estado en contra del desborde criminal. Algo fundamental para evitar las tendencias desorganizadoras que erosionan el Estado de derecho.

Igualmente, necesitamos que el Congreso apruebe reformas mínimas que morigeren en algo la catástrofe política de tener cerca de 30 candidatos presidenciales, resultado de las reformas electorales progresistas. Igualmente necesitamos aprobar la ley que amplía el financiamiento privado de los partidos a las personas jurídicas para evitar que las economías ilegales se conviertan en los principales financistas del espacio público.

Asimismo, necesitamos afirmar la reforma meritocrática del magisterio nacional para consolidar el nombramiento y la promoción de los docentes en la carrera pública magisterial mediante concursos y evaluaciones de méritos. En la actualidad más del 80% de los profesores ya pertenece al sistema meritocrático. En ese sentido, se deben descartar todos los criterios populistas en el Legislativo que pretenden perforar el sistema meritocrático en la docencia. Ya se ha repetido hasta la saciedad: sin Estado de derecho y sin reforma de la educación, los puertos de Chancay y Espacial serán otras oportunidades perdidas.

Igualmente, el Perú necesita una nueva ley de promoción agraria que relance las inversiones en el sector agroexportador, tal como se viene discutiendo en el Congreso.

Por otro lado, es necesario convocar a la prudencia a las diversas bancadas legislativas en el Congreso. Si no existen los tiempos suficientes y la voluntad de profundizar el debate no se deberían discutir normas que tienen que ver con el modelo económico en general. Por ejemplo, en medio de la euforia de la inauguración de Chancay se anunció que se aprobaría una zona económica especial para el puerto internacional con una tasa de impuesto a la renta de 0% que subiría progresivamente. Una norma de este tipo, a nuestro entender perforaría el modelo económico en general y ocultaría todas las ventajas comparativas que hicieron posible la inversión en Chancay.

En síntesis, preservar la institucionalidad democrática, aprobar algunas normas a favor de la inversión y desarrollar algunas reformas políticas nos permitirá enfrentar el cambio de gobierno en el 2026 con cierta normalidad en medio de la situación excepcional que enfrentamos. Si eso sucediese valdría seguir sosteniendo que Dios es peruano y bendice al territorio nacional.

  • 22 de noviembre del 2024

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