La peligrosa ampliación del Registro Informal de Formalizaci&oa...
La minería moderna es un factor clave del crecimiento económico
Pedro Pablo Kuczynski (PPK) estaría a punto de convertirse en el presidente del Perú para el próximo quinquenio 2016-2021. Nadie duda de que PPK es un tecnócrata promercado que apuesta por la democracia, el respeto a la propiedad privada, el libre comercio y las inversiones. No obstante, en “la coalición” que se formó para vencer a Keiko Fujimori, PPK recibió apoyos inesperados; como el de Verónika Mendoza, líder del Frente Amplio, partido de izquierda que se opone abiertamente a los proyectos mineros.
Algunos analistas especulan sobre si el apoyo de Mendoza fue determinante para la victoria de PPK o si lo yerros propios de la candidata fujimorista fueron decisivos. No obstante, ya acabada la elección, PPK debe entender que una cosa es, como se dice criollamente, con cajón y otra con guitarra. El país ya no necesita al candidato PPK —quien mantuvo una calculada posición distante con respecto a los proyectos mineros y llegó a decir que el proyecto Conga “no era viable”— sino a un presidente que convoque la inversión y pueda sacar adelante a Conga y Tía María.
Todos concluyen en que hay una contribución muy positiva de la minería moderna, que ha permitido el crecimiento económico y la reducción de la pobreza como nunca en la historia republicana del Perú. Los proyectos Conga (4,500 millones de dólares) y Tía María (1,500 millones de dólares) no son la excepción, por eso el nuevo presidente debe generar el clima de confianza para que la inversión privada retorne y se continúen ejecutando estos postergados proyectos, detenidos por el radicalismo antiminero.
En una reciente publicación de la ENAHO 2015 se ve de forma contundente las enormes diferencias entre Cajamarca y Apurímac, dos regiones mineras en las que se tomaron decisiones opuestas: se optó por continuación de Las Bambas en el caso de Apurímac, y por la paralización de Conga en el de Cajamarca. Pues bien, entre 2011 y 2015 en Cajamarca la pobreza se mantuvo por encima de 51%; en tanto que en Apurímac, en este mismo periodo, la pobreza se redujo de 57% a 39%. Es decir 18 puntos porcentuales. Además, debemos señalar que según la Encuesta de Pobreza Distrital 2013, elaborada también por INEI, en Cajamarca se encuentran siete de los catorce distritos más pobres del país.
En el caso del proyecto Tía María (Arequipa), fuimos testigos de que detrás de la tenaz oposición de algunos líderes radicales antimineros, como Pepe Julio Gutiérrez, había intereses y ambiciones delictivas. Hoy la empresa concesionaria de Tía María, Southern Perú, ejecuta el Plan Reencuentro, un programa social y productivo en el Valle del Tambo, con el objetivo de demostrar los beneficios y las ventajas a las poblaciones aledañas al proyecto minero.
A pesar de que el radicalismo antiminero ha desplegado todas sus fuerzas para liquidar la minería moderna, esta sigue representando un factor clave en el crecimiento y expansión de Producto Bruto Interno. En diciembre pasado la economía creció en 6.4%, la tasa más alta de los últimos años, y el PBI anual del 2015 logró expandirse en 3.3%. Gracias a este impulso logramos superar en algo la grave desaceleración que amenazaba con acercarnos a la recesión de otros países latinoamericanos. ¿No debemos seguir apostando por la minería moderna entonces?
El nuevo gobierno tiene una enorme responsabilidad y, como señalamos líneas arriba, hoy PPK no puede desentenderse de la minería moderna ni de proyectos como Conga y Tía María. Voceros del radicalismo antiminero —como el ex sacerdote Marco Arana— ya han salido a pedir explicaciones a PPK para que reafirme lo que señaló en la campaña pasada. Sin embargo, PPK no es el presidente del radicalismo antiminero sino de todos los peruanos.
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