César Félix Sánchez

Valer como paradigma

Hay una verdadera adicción a ser hecho ministro, aunque sea por segundos

Valer como paradigma
César Félix Sánchez
22 de febrero del 2022


Friedrich Schlegel, el filósofo más profundo del romanticismo alemán, sostenía que lo gracioso consistía en la aceptación profundamente gozosa de nuestra propia inadecuación e impotencia respecto del infinito. Pondré un ejemplo de una anécdota verídica. Estaba en Florencia con un grupo de peregrinos peruanos en los alrededores de alguna basílica hace ya más de quince años. La guía italiana mencionó que allí se encontraba enterrado el creador de Pinocho. Una señora joven del grupo exclamó, emocionada: «¿Qué? ¿Gepetto?». La guía, imperturbable, respondió: «No, Carlo Collodi». Esa señora había sido creada para contemplar a Dios en compañía de los ángeles, pero creía que Gepetto estaba enterrado en Florencia. 

Igual que entonces, no pude evitar verme invadido por la inevitable reacción fisiológica exclusivamente humana ante esa inadecuación –la risa– por determinadas vicisitudes del gobierno de Pedro Castillo.  Particularmente ante la elección de Héctor Valer como premier fallido hace algunas semanas. Ver que alguien que hace cinco años había compartido en su perfil de Facebook un demencial montaje pornográfico de la principal aliada del gobierno del que ahora era premier, nos llevaba no solo a afirmar la inadecuación de la mente de Pedro Castillo respecto del infinito, sino su inadecuación absoluta para casi cualquier cosa. Después de la risa, sin embargo, venía una resaca siniestra: la tentación respecto a la rectitud de la naturaleza y la abismante consideración respecto del daño de las potencias superiores del hombre en tantos individuos. Luego, he de confesarlo, venía nuevamente la risa, al ver a la izquierda progresista en pleno en off side, deslindando, desmayándose, desdiciéndose y revolcándose. En particular a la dama agraviada por el montaje del sicalíptico Valer. Acúsome: tuve otra manifestación de Schadenfreude.  

Pero, ya en el plano de la reflexión, la efímera asunción de Valer al premierato y de otras figuras, incluso creo que todas las del gabinete actual, nos revela un cierto elemento paradigmático de la política peruana actual. Existe un tipo de especímenes a los que no les interesa verse mancillados y escandalizados por el contacto con tan grotesca corte de los milagros como la del ojalá agónico gobierno de Pedro Castillo. Simplemente quieren un fajín. Incluso quienes podían jactarse hasta hace poco, como cierto constitucionalista y catedrático progresista, de poseer cierto prestigio académico y personal. 

Cuando determinadas realidades se hacen inexplicables por vías racionales, hay que recurrir a interpretaciones extraídas de alguna patología. No sé si se deberá a que quieren blandir su fajín ante el padre que los abandonó o ante los que los amiguitos que le pegaban en el patio de su colegio, pero hay una verdadera adicción a ser hecho ministro, aunque sea por segundos, ante la que se hipoteca toda dignidad. 

Mientras existan este tipo de personajes, Castillo tendrá ministros para rato. Junto, claro está, con representantes de Cerrón y del caviarismo, que, como era de esperarse, dada su baratura moral, ya se «reconciliaron» con él.

César Félix Sánchez
22 de febrero del 2022

NOTICIAS RELACIONADAS >

Arequipa: un aniversario más

Columnas

Arequipa: un aniversario más

Este 15 de agosto Arequipa cumple un año más de su funda...

15 de agosto
Nuevas tendencias en la narrativa joven arequipeña

Columnas

Nuevas tendencias en la narrativa joven arequipeña

Basta revisar cualquier feria de libro grande o pequeña en nues...

22 de noviembre
Liberalismo, estatolatría y solidaridad

Columnas

Liberalismo, estatolatría y solidaridad

Ciertos  cultores e ideólogos de la economía libera...

11 de septiembre

COMENTARIOS