Una oportunidad más para las reformas

En una muestra calculada de ejercicio de poder, el presidente Vizcarra logró en diciembre del año pasado apurar al Congreso para que impulsara los cambios constitucionales que traía en agenda y que fueron luego aprobados por la población en un referéndum. Una consulta que el presidente mismo se encargó de promover y que ponía en la palestra varios temas de reforma política que él consideraba prioritarios.

Al margen de las leyes aprobadas y sin discutir su idoneidad o beneficio, esa fue quizá la única reforma que se impulsó de principio a fin y con decisión. Lamentablemente pasada la consulta popular volvimos al modo automático; es decir, a no marcar el derrotero y no plantear ninguna otra reforma esencial, dentro de las que reclama el país y que son necesarias para encaminarnos en la vía del progreso y del bienestar de la población.

Ya nos hemos ocupado en anteriores entregas de las otras reformas que consideramos importantes, como las referidas a salud, trabajo y educación, entre otras. Sin embargo, hasta la fecha no hemos visto ninguna acción concreta por parte del Ejecutivo para promover e implementar dichos cambios. Un viejo adagio nos aconseja tomar las oportunidades cuando estas se presentan; pero en este caso, al parecer, el Ejecutivo no piensa aprovechar su popularidad menguante ni su nuevo gabinete para darle un impulso fresco a la agenda de cambios que el Perú requiere en estos momentos.

Somos conscientes de que la etapa de la confrontación ha sido improductiva y solo ha ocasionado mayores grietas en nuestro objetivo de brindar el mejor esfuerzo para el desarrollo del Perú, y ese es un error que aún estamos a tiempo de corregir. Se necesita colaborar y tender puentes por el bien del país, sin que eso signifique dejar de señalar errores donde consideramos que estos existan. Y alertar a los demás actores políticos, y principalmente al Ejecutivo, que las reformas que el país reclama no pueden esperar más porque las consecuencias de la inacción pueden empeorar el panorama actual en los diversos sectores de la vida nacional.

Es necesario que la educación incremente su calidad, y para ello necesitamos mejor infraestructura, maestros capacitados, niños bien alimentados. Y concentrarnos en mejorar en ciencias y lenguaje, entre otras materias prioritarias, antes que impulsar ideologías con intereses políticos específicos.

La salud necesita enfocarse en la prevención, en medicinas al alcance de cada peruano, en la atención oportuna ante cada enfermedad. Se requiere realizar mejores compras de medicamentos, con mayores beneficios, y quizá también sea aconsejable centralizar en el Ministerio de Salud todos los demás sistemas del sector para lograr una política orgánica que permita un manejo más simple y preciso de las múltiples necesidades de los usuarios.

Por el lado laboral, el país necesita continuar con políticas que incrementen la riqueza y creen mayor empleo. El régimen agrario es un ejemplo palmario de todo lo que puede lograrse brindando un marco adecuado a las actividades beneficiosas para las empresas y los trabajadores. Se requiere mayor flexibilidad en el ámbito laboral para que así se pueda continuar con el crecimiento, y no provocar su estancamiento con medidas que asfixien el progreso.

Requerimos leyes y políticas que apunten en la dirección más beneficiosa para el Perú. Somos conscientes de que tenemos una gran tarea por delante, que es la de continuar nuestro crecimiento y desarrollo de cara a la pronta celebración de nuestro bicentenario. El país no puede darse el lujo de seguir esperando. Es hora de actuar.