Hugo Neira

Una mirada a la situación actual

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Una mirada a la situación actual
Hugo Neira
29 de enero del 2023


He visto a Fernando Vivas en un programa de TV. Como siempre, lo vi claro, con opiniones razonadas. Últimamente no nos hemos encontrado pues ando fuera de Lima. En el set estaba con otras tres personas, pero no he logrado apuntar el nombre de cada una. No estuvieron el tiempo suficiente en pantalla y eso no está bien. Lima no es una aldea donde todos se conocen. No alcancé a apuntar los nombres asociados a las buenas ideas que escuché. Luego de averiguar, se trataba del programa “Cuatro a la N”, en Canal N, conducido por Gonzalo Prialé. Los otros invitados eran José Luis Gil, un coronel de la Policía en retiro, y el ingeniero Rómulo Mucho, experto en minas. Fernando, dijiste que “no hubo ni habrá toma de Lima pero persistirá una violencia que necesita una respuesta política”. Tuviste razón, no hubo toma de Lima. La respuesta política, en cambio, se ve difícil. Hay varios Perúes en marcha.
La pasión por el conocimiento es nuestra primera actividad, pero en la mentalidad peruana, desgraciadamente, no es así como lo señalé en una columna anterior. (Los peruanos aprenden “del aire”, no leen.)

Nuestra sociedad

Para entender nuestra compleja sociedad, hay que conocerla. Varias veces en este portal les he mencionado una tesis sobre la pendejada que cualquiera puede encontrar en internet. (Cabe precisar que en el Perú, pendejada significa deshonestidad con éxito. Para los mexicanos, venezolanos y colombianos no es pícaro ni vivo. “Pendejo” para ellos significa “estúpido”). La tesis en cuestión es un trabajo de sociología del magíster Humberto Porras, de San Marcos, que se titula “Estudiantes universitarios y cultura de la criollada” y fue dirigida por César Germaná, hace trece años. El capítulo sobre la pendejada va de la página 19 a la 35. ¿Qué resalta? En página 16, lo siguiente:

Según un sondeo del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, el 25% de los limeños cree que hay un escaso acatamiento a las leyes. Cuando se les pide que consideren el peor defecto de los peruanos, el 36% considera que es ser ‘criollo’ (tramposo), que busca el camino fácil, ‘una vara’; el 26% considera que el peor defecto es la impuntualidad. Un 89% considera que es muy difícil confiar en los demás. El 93% confía en su familia, el 70% confía en sus amigos y el 51% confía en sus vecinos. La encuesta explora también otros aspectos, como la pervivencia de prejuicios racistas, la tolerancia al otro, la aceptación de las reglas de la convivencia. Y lo relaciona con un artículo de El Comercio del 1° de junio del 2008 donde se menciona también que “los peruanos muestran poco respeto a las leyes y a las normas de convivencia”. 

Otro autor y psicólogo, Jorge Yamamoto de la PUCP, en un artículo del 20 de octubre del 2018 dijo:

Cuando un peruano tiene éxito, el otro peruano se siente miserable y alivia su infelicidad devaluando el mérito del otro con una sofisticada narrativa que entremezcla la verdad con la difamación: el raje. (…) Cuando al envidioso le toca el turno del éxito, el envidiado u otro peruano cercano le devolverá el favor practicando el deporte nacional del raje-macheteo. Esto crea un entorno egoísta, corta la ayuda mutua, motor del desarrollo y la felicidad, y degenera en el ‘animus jodendi’, o el hábito de fastidiar al otro, en buena o mala onda. Este afán de sabotear no se da en solitario. Las empresas, los ministerios y las asociaciones no son equipos articulados para beneficio de la organización, son argollas enfrentadas buscando el beneficio propio, el malestar de las otras argollas, sin importar que a la larga pierda la institución. El universitario, tras un estudio de investigación, precisa lo qué nos pasa: El problema está arraigado en uno de los niveles más profundos de la mentalidad de una nación: los valores. Los estudios de nuestro grupo de investigación en psicología social –conformado por psicólogos de la PUCP y de la consultora Bienestar y Productividad, de la cual soy fundador– encuentran en el Perú los valores de trabajo, ayuda y lealtad; a la vez, los antivalores de la envidia, el chisme y el egoísmo, ‘la tríada social del mal’.

Un tercer autor que ha escrito sobre la pendejada es Juan Carlos Ubilluz, en su libro Nuevos súbditos. Cinismo y perversión en la sociedad contemporánea (IEP, edición de 2006). Nos dice: “La pendejada divide el mundo entre pendejos y lornas” (p. 59) “Si bien el lorna es víctima del pendejo, no por ello aquel está fuera del sistema de la pendejada. (…) El lorna solamente es lorna en tanto que se esfuerza en pertenecer al grupo de pendejos. Si no se identificase con los ideales del grupo, el lorna permanecería para sus integrantes como un personaje distinto, extraño, indescifrable quizás” (p. 60). El molde de la sociedad criolla se ha reproducido en los medios populares. “La pendejada es el guion fantasmático en el cual los peruanos nos hemos objetivado —estancado— para responder a la angustiante pregunta ‘Qué quiere el Otro de mí’?” (p. 76).

En la vida peruana, la violencia y la cultura se mezclan. Seguiré con el tema y otros autores.

Hugo Neira
29 de enero del 2023

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