Un español quiere ser alcalde de San Isidro

En el gimnasio de la Municipalidad de San Isidro, al que voy todos los días con la ilusión de estar en forma, escuché la siguiente conversación entre dos asiduas señoras al cyclin: “Tú sabes que un español quiere ser alcalde del distrito. Hoy voy a ir a una reunión convocada por mis vecinos que son españoles y que viven en San Isidro hace más de 30 años”. “¿Dónde es –le preguntó su contertulia- para ir con mi esposo?”. Al final de la clase me acerqué a ellas y les dije que vivía en Orrantia del Mar, y que me gustaría ir a escuchar al español que quiere ser alcalde. Las dos al unísono me dijeron: “Ven con todos los vecinos que puedas, por favor, porque se trata de salvar nuestro distrito de la improvisación”.

En una típica casona sanisidrina de la calle Tudela y Varela me recibieron, en efecto, una pareja de esposos españoles muy amables, que me invitaron a la sala donde se encontraba el candidato departiendo con aproximadamente unas 70 personas, entre adultos y jóvenes. Don Jorge Orriols y Orietta Ibáñez me presentaron a Oscar Murillo Serna, PhD en Antropología, Filosofía y Letras, y con posgrado en Gestión Social, quien me pidió amablemente que me integre al comité de vecinos que tiene como único objetivo mejorar la calidad de vida del distrito, con la participación activa de las juntas vecinales.

En esa singular reunión conversé con varios residentes extranjeros que viven en San Isidro. Todos ellos están aterrados por el destino del distrito, y tienen miedo de que salga electo un improvisado que no conozca los problemas de San Isidro y cuyo único mérito es marketearse como mercadería barata, gritaban unos alegres italianos. Además de los vecinos, el comité de campaña lo integran —para mi sorpresa— estudiantes sanmarquinos alumnos de Murillo La Serna en la Facultad de Ciencias Sociales.

Murillo La Serna propone hacer de San Isidro el primer distrito inteligente; es decir, un modelo para Lima y el Perú. También, quiere crear una escuela de música con la ayuda de los residentes extranjeros en San Isidro, un hotel de mascotas, una clínica veterinaria, un geriátrico, una piscina olímpica y hasta digitalizar la gestión municipal. Dijo que su experiencia profesional en el primer mundo la va a volcar al gobierno municipal. Y concluyó: ¡Gobernaremos para San Isidro!

Le pregunté por qué hay tanto entusiasmo en San Isidro, cuando la gente en todo el país está apática y repudia la política. Me respondió con sinceridad: “Tú sabes que en San Isidro detestan a los improvisados. Tienen miedo que conviertan este distrito residencial en un barrio inseguro y que la municipalidad sea un antro de corrupción. Por eso me buscaron, y ahora me ayudan todos con mucho entusiasmo. Estoy abrumado con la generosidad de los vecinos”.

Lo volvía a interrogar: ¿Cómo puedes ser candidato de un partido como Alianza para el Progreso, que tiene de líder a un plagiario, un hombre de pocas luces como Acuña? ¿No es una contradicción con lo que tú eres? Me dijo: “Eso es verdad, pero yo soy independiente. Todos acá somos independientes. Es más, casi todos van a votar diferente para alcalde metropolitano. Y todos los que estamos acá tenemos un compromiso vecinal y no partidario”.

Al volver a casa pensaba que la independencia la hicieron los extranjeros, y que ahora parece repetirse la historia con los extranjeros aliados de los vecinos más progresistas, e increíblemente de los estudiantes sanmarquinos. Es decir, los más preparados son los que quieren un lugar seguro, moderno y tranquilo para vivir, al margen de la corrupta clase política.