¿Por qué la política peruana ha perdido tanto nivel?

Hace 45 años, la política peruana contaba con una clase política muy superior a la actual, tanto en el ámbito académico como en el profesional. Por ejemplo, en el APRA destacaban figuras como Víctor Raúl Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez, Carlos Manuel Cox y Ramiro Prialé, quienes desempeñaron un papel crucial en la Asamblea Constituyente (1978-1979). En el Partido Popular Cristiano, teníamos a líderes como Luis Bedoya Reyes, su fundador, Mario Polar Ugarteche, Roberto Ramírez del Villar y Felipe Osterling. En el Partido Comunista, destacaba Jorge del Prado, mientras que en la Democracia Cristiana, su fundador Héctor Cornejo Chávez. En Acción Popular, sobresalían Eduardo Orrego y Manuel Ulloa.

Aunque se podría discrepar políticamente con estas figuras, ningún peruano de su tiempo los hubiera tachado de corruptos o ignorantes. Tal como subrayo en mi cátedra en la Escuela Profesional de Ciencia Política de la UNFV, la situación actual es muy distinta: muchos peruanos consideran hoy a nuestra clase política como corrupta y completamente inepta en la gestión pública. Lamentablemente, en 2024, las palabras del maestro Manuel González Prada, "donde pongo el dedo, sale pus", siguen siendo tan ciertas como hace más de un siglo. Considero, aunque sin haber realizado un estudio de campo, que el nivel académico de la sociedad peruana ha disminuido de manera notable.

¿Cómo explico esta tesis? El impacto que tuvo el APRA en el siglo XX demuestra que sus electores, mayoritariamente de clase media y baja, fieles al aprismo a pesar de las persecuciones genocidas que sufrieron bajo las dictaduras militares, lo eran porque leían los libros de sus líderes: Haya de la Torre, Sánchez, Cox y Seoane. Hoy, ninguno de los actuales políticos peruanos escribe libros ni tiene un rol destacado en el ámbito académico, como sí lo tuvieron en su tiempo los senadores apristas Luis Alberto Sánchez y Carlos Manuel Cox. Y, aunque incomode aceptarlo, nuestra clase política actual —astuta, ladina y vivaz— es el reflejo de los vicios de nuestra sociedad, donde el mundo académico, literario y científico ha quedado relegado.

A modo de conclusión, afirmo que el nivel de la política peruana se deterioró a partir del régimen fujimorista, con la vil satanización de los partidos políticos. Esta tendencia se ha agravado en el presente siglo, en el que se “premia” al tránsfuga y a la improvisación política, que hoy desgobierna desde Palacio de Gobierno. Primero con el golpista preso Pedro Castillo, y ahora con su sucesora Dina Boluarte, quien se muestra incapaz, a través de su ministro del Interior, de capturar al prófugo Vladimir Cerrón. Cerrón, además de ser el fundador de Perú Libre, parece estar protegido por ciertos fiscales superiores, como el ex coordinador “Anticorrupción” que, una semana antes de la segunda vuelta presidencial de 2021, decidió no intervenir a los "Dinámicos del Centro" porque “no era un momento conveniente”. Si Cerrón cayera, muchos "poderosos" también lo harían.