Manuel Gago
Poemas desde la ventana
Nunca es tarde para comenzar
Desde el fondo de mi alma
donde brilla el sol furioso
y la luna siempre es plena
no aguardo triste pena
aunque quizás tal vez sí una…
Voy guardando todo aquello
que alimente solo el alma
que ni el tiempo las corrompe
o la envidia desbarata
para ser así usadas
en la prueba que nos toca.
El poeta huancaíno Carlos Delgado Urbina (1962) ha publicado su primer poemario: Poemas desde la ventana. Para el poeta no ha sido tarde para su primera recopilación, centrada en cuatro temas: familia, amigos y afectos; credo y pensamiento; de amores y desamores; y héroes, patria, territorio. Sin las pretensiones propias de otros escritores, poetas, cronistas y periodistas, Delgado no es parte de ningún círculo literario, tan solo el centro de sus fantasías y motivaciones personales, tristezas y desolaciones.
Me sembraron quizás en diciembre
para brotar con certeza en agosto,
prodigáronme siempre cuidado
y calores de sol en rostro.
Junto al tiempo crecí
y en recto tallo formé
con las ramas, los brazos abrí
y en mis brazos a todos tomé.
En su época de estudiante del colegio salesiano, Delgado destacó como músico, haciendo sus primeros acordes en la orquestina del colegio en las misas dominicales. Más adelante escribió sus propias canciones para ofrecerlas a un reducido y envidiable grupo de amigos. Sobre lo de poeta, sus amistades más cercanas no sospechaban de él una sola rima. De cronista y escritor de reminiscencias, sí. “La casa encantada” es una de ellas, de la que no se sabía cuándo ni porqué ni por quién fue abandonado el predio. La casa, ubicada en medio de la nada, hace más de cincuenta años desapareció por la expansión urbana. No había niño que de lejos y escondido detrás de un eucalipto o retamas con flores de amarillo intenso, no mirara asustado la casa encantada, famosa de aquellos tiempos.
Soy la mano diestra
que en tu batalla sostiene la espada
que te guarda en las ofensas y soy cuando lo quieres
la otra mano que te escuda y te aparta
de los filos hirientes de las hojas empuñadas
por los nefastos golpes del destino contrariados…
Soy el último de los cruzados
que espera de último la dádiva de tu mirada
mas el primero de tus soldados
que parte al frente cuando osen firmes
robar tus sueños por bien negadas.
Para Delgado, poeta sencillo y libre de aspavientos, “la prisa de la modernidad no nos deja tiempo para la poesía”. Poemas desde la ventana fue escrito desde hace 4 años, después de la muerte de su padre y enterado de la terrible enfermedad de su esposa. Conmovido y azotado por el dolor y la realidad dura, Delgado se refugia y se consuela con las palabras que ordena poco a poco. Con 57 años a cuestas, el poeta novel descubre su talento dejado de lado por la prisa de la que también es víctima.
¡Oh Señor acuérdate de mí en mi postrera hora!
¡Oh Señor apiádate de mí que en mi dolor te adora!
Si es tu voluntad tomar mi vida,
que se haga tu majestad,
mas si dispones en tu bondad
que yo vea aún a los amados míos
¡que se haga tu voluntad.”
Delgado se ha tomado la licencia de incorporar a su obra diferentes modelos, con consonancias o no, afirmando su estilo libre, apartado de los elitismos. Quienes saben de poesía dirán que Carlos Delgado no se ciñe a ninguna escuela. Ecléctico —por usar todos los estilos—, con rima y sin rima, el poeta busca la sonoridad y el encanto de las palabras en sus versos. El poeta invita al lector a disfrutar su poesía recitándola lentamente —como debe ser—, porque la poesía es el paseo sin prisas de la belleza de las palabras.
En el atrio de una iglesia
un mendigo en silencio aguardaba
la merced de alguna generosa caridad,
y aunque raídas las ropas que traía,
algo en sus ojos demostraba
profunda tristeza más también serenidad.
Delgado ya es parte del reducido grupo de raros y distintos, apartados del peso de los quintales y las cuentas que caracterizan a los pobladores del valle del Mantaro. No por nada la Feria Dominical de Huancayo es el evento más importante de cada semana en el día del Señor. Como el poeta huancaíno Juan Parra del Riego, Delgado escribe de las cosas comunes de la gente, en el lenguaje de las personas simples y sin palabras rebuscadas. La poesía de Delgado será tomada con la debida atención, como los poemas de los poetas huancaínos Parra del Riego, Nicolás Matayoshi, Tulio Mora, de la poetisa Raquel Prialé y de algunos otros.
¿Qué es el amor? – preguntó un rey melancólico
Y los sabios fueron convocados.
- ¿Qué es el amor? – respondió uno intrigado.
– Majestad, el amor es… es…
- ¿Es?
– Lo que usted en su derecho
tenga a bien decretar.
– Pues entonces decreto
que usted sea expulsado.
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