Antero Flores-Araoz
Perniciosos excesos regulatorios
Un proyecto minero debe enfrentar 232 procesos administrativos
Muchas veces hemos repetido que nuestra patria fue bendecida por la naturaleza. Un solo ejemplo es que tenemos la cordillera de los Andes, no con uno sino con tres ramales que van de norte a sur, que tienen para extraer minerales metálicos y no metálicos, como pocos en el mundo. Penosamente lo que la naturaleza nos dio, y gratis, nuestras autoridades le han puesto obstáculos y más obstáculos que llamaremos excesos regulatorios, que impiden o retrasan su explotación, los que le quitarían la paciencia a Job, si es que viviese en estos tiempos.
Hace unos días Aldo Mariátegui hizo circular algunos datos interesantes sobre la actividad minera, los que después de corroborados en términos generales, podríamos decir que son terroríficos y atentan contra el desarrollo de una actividad tan importante como la aludida. Por ejemplo, antes del quinquenio presidencial de Alejandro Toledo, los procesos que se tenían que seguir para operar una mina en el Perú eran no más de 10, pero ahora con el correr de los años se han convertido en la astronómica cifra de 265.
Hasta el año 2000, las instituciones administrativas con las que se tenía que interactuar en realidad era una sola, el Ministerio de Energía y Minas. Esto se ha elevado a 29, entre las que están los municipios, Osinergmin, Senace, Sunafil y un larguísimo etcétera. Las regulaciones administrativas hoy alcanzan a 407 y debido a todo ello hemos ido bajando en el ranking mundial de competitividad minera del Instituto Fraser, del puesto 4, después de Canadá, Australia y Chile, hasta el puesto 47
Un reciente estudio del Instituto Peruano de Economía, a solicitud de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Electricidad, señala que un proyecto minero debe enfrentar 232 procesos administrativos. La misma fuente estimó que las pérdidas por no ejecución de proyectos mineros viables costaron al PBI casi S/ 700,000 millones, redujeron la recaudación en S/ 123,000 millones y evitaron la creación de 666,000 empleos anuales entre las fases de inversión y producción entre los años 2008 al 2022.
Se tiene conocimiento de que Antamina, para la expansión de plazo de 12 años, la tramitación de ello le llevó cuatro años y medio, recordando que luego de iniciar operaciones y cuando Augusto Baertl Montori era su CEO, editó un libro de todo el Calvario que tuvo que sufrir la empresa para obtener los permisos, con una tramitología asfixiante.
Desde las esferas oficiales se señala que hay que mejorar la ventanilla única y que también debe apresurarse a los funcionarios para que los trámites a su resolución sean más céleres. La verdad es que ello puede ayudar, pero no es la solución, la que podría ser la revisión de todas las normas en que se sustenta la tramitología minera, para expulsar lo innecesario y necio.
Un amigo minero, en tono caricaturesco decía que, si en la prospección se encontrara un hueso o una telita, el Ministerio de Cultura diría que el hueso es de Manco Capac y la telita del vestido de Mama Ocllo y, rechazados los permisos. Les puedo decir que ese Ministerio no es el único autor de trabas, también es el del Ambiente.
En estos días el cobre y el oro han subido en la cotización internacional, debiendo ello abrir los ojos a nuestras autoridades, para que cambien su óptica obstruccionista por una facilitadora que nos permitirá crecer, aumentar recaudación tributaria y por supuesto demandar puestos de trabajo.
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