Giancarlo Peralta
¿Otro fracaso de Petroperú o agua para todos?
Con US$ 6,500 millones se puede dotar de agua potable a todos los peruanos
El avance tecnológico impacta favorablemente en los sistemas productivos e indirectamente al conjunto de la sociedad. Por eso hablar de industrias estratégicas en el siglo de la inteligencia artificial resulta, por lo menos, anacrónico. Sucede que quienes siguen anclados al marxismo de mediados del siglo XIX consideran que las relaciones que se establecen en el sistema productivo no han variado y que se vive en una confrontación entre quienes controlan los medios de producción y los que ofrecen su fuerza de trabajo.
La solución a esta contraposición sería que el Estado tome el control de los medios de producción, dado que éste representaría los intereses de todos los integrantes de la nación. Nada más falso, la historia ha demostrado reiteradas veces que el interés privado es lo que prima, que cada uno conoce y defiende mejor sus propios intereses y que en la interrelación entre las personas se logran las mayores ventajas; por eso, inclusive, para los estados lo más conveniente es que sus ciudadanos aporten su creatividad, su conocimiento y compiten por lograr mejores beneficios. Nunca un funcionario público logrará el conocimiento ni la experiencia de un privado dedicado a su propia actividad al cual le ha puesto vocación y pasión.
Cuando alguien expresa que existen industrias estratégicas, lo que realmente desea es tener la administración de alguna de éstas y está seguro de que lo conseguirá dependiendo qué tan cerca se encuentre del círculo de poder que concede nombramientos por doquier más allá de si el designado se encuentra o no capacitado para ejercer dicha responsabilidad.
Eso es precisamente lo que viene sucediendo con el debate surgido en torno a Petroperú, “empresa pública estratégica” que tendría una deuda estimada en US$ 6,500 millones. Podemos considerar que una empresa quebrada efectivamente resulta estratégica para el interés de todos los peruanos. Definitivamente no.
Si Petroperú hubiese sido privatizada en los años noventa, habría sucedido lo que ocurrió con las empresas públicas que migraron de la administración pública a la privada, dejaron de generar pérdidas, que fueron cubiertas con emisión inorgánica que generan inflación y devaluación constante del sol. Recordemos que la política de estatización de empresas privadas en los años setenta y ochenta ocasionó una deuda externa enorme, acabó con las reservas que tenía el Banco Central de Reserva, peor todavía, existía un registro contable negativo. Por entonces, el directorio del BCRP atendía las solicitudes del gobierno de turno y todos los peruanos pagaban los desaguisados económicos a través del impuesto ciego denominado inflación.
Cuando se privatizaron las empresas quebradas y se lograron acuerdos de inversión para mejorar la calidad del servicio al usuario; el estado logró dos objetivos, el primero, dispuso de caja suficiente para redimir sus compromisos con los organismos financieros internacionales. el mundo volvió a confiar en el Perú; segundo, a los pocos años de iniciado el proceso de privatización, estas empresas generaron utilidades, pagaron impuestos y los niveles de satisfacción y confianza de los peruanos en la perspectiva de futuro empezaron a mejorar. En consecuencia, se incrementó la reinversión, se beneficiaron las empresas privatizadas pero, también, se fortaleció el mercado interno, la demanda se incrementó y los emprendimientos locales se fortalecieron.
El escenario de competencia generó un nuevo liderazgo empresarial que atraviesa todos los estratos de la sociedad. El pobre y el rico se convencieron de que podían emprender, buscar una oportunidad en el mercado, fortalecerse y mirar el enorme mercado internacional. La experiencia de la familia Añaños y AJE Group es un ejemplo de ello, o el emprendimiento de Gastón Acurio con la gastronomía.
Es tiempo de desechar esos paradigmas, lo único estratégico en el mundo es el conocimiento, una población bien alimentada y educada generará un mejor país en todos los ámbitos de la sociedad. US$ 6,500 millones son suficientes para dotar de agua potable a las viviendas de todos los peruanos, en especial de aquellos que aún no disponen de este servicio. ¿Petro fracaso o agua para todos? ¿usted qué opina?
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