Maria del Pilar Tello
No gritar a los niños
Ayudar a los menores a tener confianza y seguridad en sí mismos
Las neurociencias, tan en boga en estos tiempos, ingresan a nuestros hogares y a nuestra vida diaria. Todos tenemos niños pequeños en casa y sabemos que las reprimendas a gritos son muy comunes. No nos llaman la atención, pero hay una científica que en Francia se preocupa y ha lanzado severas advertencias respecto de esta práctica de padres y educadores que pueden lesionar la salud mental de los menores. Su mensaje debería significar una revolución educativa para cambiar el trato que damos a los niños.
Los recientes avances neurocientíficos indican que castigos, gritos, amenazas no solo no funcionan, además pueden afectar el cerebro de nuestros chicos y generar depresión o ansiedad. Es algo serio que debemos atender, aunque a muchos les parezca una exageración. El equilibrio de la psiquis infantil es muy delicado aunque nunca ha merecido una advertencia general y severa para modificar nuestra relación con ellos. Los queremos mucho, pero eso no garantiza un trato apropiado, aunque nos duela el autocontrol está casi siempre ausente.
Catherine Gueguen es la experimentada pediatra del hospital franco-británico Levallois-Perret, muy cerca del conocido Arco del Triunfo en París, que ha movilizado las alarmas. Informa que en el mundo cuatro de cada cinco niños reciben una educación violenta verbal o físicamente. No hablemos del 80% que, según la UNICEF sufre castigos físicos y de la violencia psicológica que es aceptada, banalizada y generalizada.
Gueguen publicó El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano, del neurólogo portugués Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias. El experto da a nuestras emociones y sentimientos el papel que merecen en nuestro comportamiento. Su conclusión es que Descartes se equivocó cuando proclamó “pienso, luego existo. Damasio afirma que es a la inversa “existo, luego pienso". Para ello, demostró que las emociones y los sentimientos son claves en nuestra racionalidad y lo hizo a través de la medida de los campos magnéticos que producen las corrientes eléctricas que atraviesan nuestra mente.
Greguen no ingresa a las complejidades, simplemente se concentra en la llamada “educación negativa”, en la que los menores son víctimas de algún tipo de traición en la confianza que depositan en sus cuidadores. Habla de maltrato, de agresiones verbales que humillan, denigran o causan miedo al niño, o vergüenza o culpa, además de maltrato físico como los golpes.
Son muchos los científicos que han llegado a esta conclusión que es cada vez más asertiva. Carmen Perez Lanzac cita a Martin Teicher, profesor de Psiquiatría en Harvard, para quien el aprendizaje de cómo debemos tratar a los niños y adolescentes debería incluirse en el currículum escolar de secundaria para que los jóvenes adquieran nociones de los riesgos reales para los menores(*).
¿De qué forma podemos hacer que los chicos entiendan la disciplina? Ni padres superpermisivos que no ponen límites ni padres tradicionales de mano dura. Hay otra opción, los que ponen límites con firmeza, ayudando a los menores a tener confianza y seguridad en sí mismos, algo que no es muy fácil.
Esta es una de las conclusiones del artículo que citamos. Junto a la necesidad de agregar en los colegios la presencia del psicólogo para que cumpla su labor con los menores y también con los educadores y los padres.
Luego de la pandemia en que nuestros chicos sufrieron prisión en sus casas, como ninguna otra generación, las depresiones y el autismo funcional proliferan. Es una situación de mucho riesgo ante la cual nos toca asumir una actitud diferente, quererlos significa atenderlos en momentos que siguen siendo difíciles para ellos. Y acompañarlos en todo lo posible, aumentando nuestro autocontrol.
* CARMEN PÉREZ-LANZAC No le grites tanto al niño: la neurociencia nos muestra cómo educar en el siglo XXI. El país. 17 de Junio 2023
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