Manuel Gago
Ni elecciones libres ni justas en Venezuela
La dictadura socialista consolida su poder
La dictadura venezolana alista nuevas elecciones con un Consejo Nacional Electoral copado por el chavismo. María Corina Machado, opositora del régimen es la favorita según encuestadoras independientes; no obstante, está inhabilitada como candidata. Una “oposición moderada” de empresarios mercantilistas y personajillos populares se han sumado al régimen socialista. Ven con complacencia y sumisión la continuidad del chavismo. Reciben del Estado todo tipo de prebendas y gollorías.
Sobre Venezuela se dice bastante. Veinte años después, el chavismo se afianza. Tiene defensores, militancia y cuadros militarizados, los protagonistas de vendavales bolivarianos en Latinoamérica. Nicolás Maduro, presidente desde el 2013, prepara nuevas elecciones burlándose de la voluntad popular. En reciente acto público dijo con descaro que ganará “por las buenas o por las malas”. Usa políticamente la supuesta recuperación de Esequibo (Guyana), rico en petróleo, oro y minerales raros. Plantea una falsa unidad nacional frente a una supuesta soberanía nacional.
No obstante los esfuerzos de la oposición por liberar a Venezuela de la barbarie, la dictadura consolida su poder. Desarrolla planes de reelección presidencial y control del Estado e instituciones. La Constitución, leyes y normas calzan a la medida de su interés. Como dijo Vladimir Cerrón, “el socialismo no llega de visita, llega para quedarse”. El culto a la personalidad - tan común en regímenes totalitarios y democracias de baja intensidad - alcanza niveles de estupidez. Jorge Alberto (reservamos su apellido por la brutal persecución existente), otrora destacado hombre de radio y ex dirigente de la poderosa Federación de Empleados Bancarios de Huancayo, desde Caracas es testigo de realidades conmovedoras. Veamos.
Nos dices que la oposición a duras penas intenta persuadir a la población levantamientos contra Maduro, ya sea por intermedio de un valiente voto ciudadano y saliendo a las calles a manifestarse. Sin embargo, no es tarea popular enfrentar los riesgos de persecución, cárcel, tortura y muerte; es de valentías tan escasas. Traición a la patria, conspiración y terrorismo son los cargos imputados a los enemigos del chavismo. El sector Justicia y diversas instituciones nacionales son controlados abiertamente por la inteligencia cubana. Jorge Alberto, con más de 40 años en el país llanero, cuenta sobre el Metro de Caracas, a cargo del Ministerio del Poder Popular para el Transporte Terrestre (eso de popular encaja en los totalitarismos comunistas), otrora el más moderno de Sudamérica. Hoy es un asco por la falta de limpieza y mantenimiento de sus estaciones. Los servicios son escasos por los vagones y locomotoras convertidos en amasijos de fierro, canibalizados por la falta de repuestos. Los técnicos huyeron del país ni bien se dieron cuenta de una dictadura en ciernes.
El popular disc-jockey de los setenta y ochenta nos da una versión triste y desalentadora. Cuenta que la gente “se ha volcado a las calles a comprar porquerías chinas para usarlas en los carnavales. No tiene dinero pero está contenta con los bonos del Gobierno. Come mal pero tiene para embriagarse con ron. Lo demás no importa. El sátrapa Nicolás Maduro sabe como adormecerlo, con fiestas y desfiles. La salud, la seguridad y las libertades no importan. Mientras tanto, la dictadura planifica elecciones de antemano ganadas”.
El otrora dirigente bancario asegura que las detenciones y torturas aplicadas a opositores continúan sin voces exigiendo ponerles fin. Las cárceles están llenas de presos políticos. “Los jóvenes –como era previsible por ausencia de oportunidades– se alistan en la policía y guardia nacional, claramente organismos de represión. Juventud que no conoce el valor de la democracia, justicia y libertad”, agrega. Solo saben de monigotes aplicando sus voluntarismos primitivos. “Veinte años después, una vez más, la dictadura sabrá cómo driblear con éxito elecciones libres y justas”, asegura Jorge Alberto.
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