Hugo Neira
México: ¿elecciones o meteorito?
La victoria de AMLO es un gran cambio político
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha arrasado en las urnas. López Obrador, sobre 32 Estados, ha triunfado en 31 (¡!). Se calcula que también ha logrado escaños en el Congreso y en el Senado. Ana Gabriela Rojas, de la BBC de Londres, sostiene que el actual presidente ha conseguido algo que el PRI no consiguió ni en sus años de mayor fama. La fuerza política que respalda a López Obrador solo existe desde el 2014. ¿Y en cuatro años, barren en las recientes elecciones? Esta no es, pues, una elección más.
Para comprender lo que pasa, nada mejor que una metáfora. «Hace 66 millones de años, un meteorito de más de diez kilómetros de diámetro cayó sobre lo que hoy es la mexicana Península de Yucatán, entonces sumergida, y desencadenó un cataclismo» (Wikipedia). Algo por el estilo es la victoria de López Obrador. No exagero. Veamos qué dicen los mismos mexicanos. Entre los más lúcidos e independientes, Héctor Aguilar Camín: “La democracia mexicana ha sufrido un vertiginoso cambio de piel. En solo unos meses, camino a las elecciones de 2018, quemó sus referentes tradicionales, diluyó a sus partidos clave, borró sus identidades políticas y encumbró a un nuevo partido mayoritario” (revista Nexos). Y agrega: «Cambió de forma y fondo luego de 18 años de no producir lo que se esperaba de ella: una era de bienestar y buen gobierno». Se entiende, entonces, lo de meteorito.
Me atreveré a anticipar las malas lecturas del caso mexicano que correrán en Lima. Por ejemplo, «ha ganado la izquierda con AMLO». No es tan simple. López Obrador ha intentado llegar al poder desde su partido, el PRD, que sí era de izquierda, y lo derrotaron. En el 2011 fue candidato con una coalición de partidos de izquierda, y no ganó. Pero ese mismo año se separa de la izquierda tradicional y funda Morena. Sigla que quiere decir Movimiento de Regeneración Nacional. Morena es una escisión de la izquierda mexicana. Pero algo más.
¿Qué es Morena? El historiador mexicano Ariel Rodríguez dice que predomina la “noción de movimiento”. Por lo pronto, se definen como “una organización política amplia, plural, incluyente y de izquierda”. Otro analista mexicano sostiene que Morena ha tomado un camino pragmático, incorporando “cientos de políticos profesionales, desplazados de la política o desgajados de otros partidos”. Me permito decir, por mi parte, que México tiene una masa de intelectuales y profesionales competentes, fuera de la política, debido al monopolio del poder en los últimos decenios.
Políticamente, el giro se inicia desde el 2000, cuando el PRI es derrotado por el liberal Vicente Fox. La opinión de los observadores es que hay un hartazgo del sistema político tradicional. Sin embargo, México ha sido un país con una gran estabilidad desde un sistema de partidos que lograba una hegemonía. Pero la situación de hoy —dice Alberto Aziz, antropólogo— es que “los problemas han llegado a tal gravedad que la sociedad cuestiona el modelo dominante actual y apuesta por el cambio”. Escuchemos al mexicano Jesús Silva-Herzog. “Morena carece de contornos. Ya no es un partido de izquierda, sino una cazuela que quiere recogerlo todo (...) Es una nueva versión del PRI, Morena le ha abierto la puerta a todos. Ahí están los líderes del sindicalismo más corrupto y los panistas más conservadores. Ahí conviven evangélicos y jacobinos. Ahí se juntan los admiradores del coreano Kim Jong-un y los aduladores de Enrique Peña Nieto”.
¿Alguna vez tuvo México un partido con gente diversas? Sí, por supuesto que lo tuvo. Cuando se funda el PRI. En mucho se parecen, dice Aguilar Camín. “En Morena participan mujeres y hombres, empresarios, productores y consumidores, estudiantes y maestros, campesinos e indígenas”. Al parecer, en el camino a las elecciones del 2018 muchos se subieron al ferrocarril de Morena “no por lógica o moral, sino por lógica política”. Muy diferentes unos de otros, pero un lazo de unión: López Obrador. La victoria es tan aplastante que se ha anticipado a decir que no “va a instalar una dictadura ni abierta ni encubierta”. Morena, como el PRI ¿será también un arcoiris?
En estas elecciones, han contado las desilusiones. Con Fox, para atenuar a la oposición, pasa a darle dinero y corrompe la democracia. Felipe Calderón (2006-2012) que “declara la guerra al narcotráfico y ensangrienta al país. Con Enrique Peña Nieto (2012-2018) expande la violencia y multiplica la corrupción”. “Tenían a los partidos políticos y el tablero electoral, pero perdieron en esos 18 años la confianza de los electores” (Aguilar Camín, Nexos).
En México, desde un vistazo más amplio, mejoraron ciertos indicadores de progreso desde el siglo XX. Cuando Ruiz Cortines (1952-1956) la expectativa de vida de un mexicano era de 53 años. Hoy, de 76. Cuando López Mateos, morían 96 niños sobre mil, antes de cumplir un año. Hoy es 11. México exporta automóviles y su PBI es de US$ 1260,9 billones (2014). Tres veces la Argentina. Pero sigue siendo un país entre los más desiguales del planeta. Brechas sociales y corrupción, y llevan a la silla del poder a un político antisistema que, a la vez, es parte de ese sistema. Claro, no es clara la cosa. Pero México, como Perú, tiene un perfil barroco. Veremos qué sigue.