Franco Olcese

Lo que falta para Tía María

Los conflictos sociales podrían persistir 

Lo que falta para Tía María
Franco Olcese
11 de julio del 2019

 

Recientemente el Ejecutivo otorgó la licencia de construcción a Southern para el proyecto Tía María. La empresa se ha comprometido a “no iniciar su construcción sin antes generar, en coordinación con el Ejecutivo, espacios de diálogo en los que se brinden respuestas y garantías a la población”. Las primeras reacciones de autoridades locales en Arequipa han sido muy hostiles: el gobernador Cáceres Llica llamó “traidor” a Vizcarra y asegura que Tía María no va. Similar oposición han mostrado varios alcaldes distritales, el alcalde provincial y el consejero regional de Islay. Diversos opositores habrían anunciado una huelga el 15 de julio en contra del proyecto. La incertidumbre es si el Gobierno y la empresa podrán sacar adelante el proyecto (ahora o posteriormente) y si las capacidades políticas y sociales que han construido son suficientes para enfrentar la oposición existente. 

Dada la manera que se desarrolló, el conflicto es de naturaleza política y podría llevar a la revocación de la decisión del Poder Ejecutivo. El presidente se sentirá inclinado para hacerlo si considera que el desarrollo del conflicto le genera un impacto en popularidad que él no está dispuesto a aceptar. Se podría decir que la decisión de Vizcarra de apoyar el desarrollo del proyecto dependerá de cuántos puntos de popularidad perdería si sostuviera su apoyo a Tía María, y de cuántos puntos de aprobación es el umbral máximo de pérdidas aceptables para el Gobierno.

Los sectores hostiles a la minería no son de un solo tipo. Entre ellos podemos encontrar postextractivistas, ambientalistas, comunistas, socialdemócratas y etnocaceristas, entre otros. Estos sectores no operan de manera coordinada, con una jerarquía establecida, sino más bien a través de una lógica de alineamiento emergente, más cercano a un SPIN (ver más aquí). Estos activistas, que pueden ser desde espartambos hasta “expertos en conflictividad social” de las ONG antimineras, tienen diversas maneras para afectar la popularidad del presidente. El bloqueo de carreteras evidencia la falta de capacidad del gobierno en el manejo de conflictos y muestra el descontento local es una manera de generar costos políticos.

Pero también se generan estos costos cuando los medios de comunicación de alcance nacional reciben como “especialistas” a voceros de ONG con ideología postextractivista que buscan (siempre) desacreditar al sector minero. Mientras más deslegitimado se encuentre el sector y un proyecto, será más difícil para Vizcarra realizar acciones políticas para garantizar su viabilidad. Aunque hay cierta evidencia de que los activistas hostiles al proyecto de organizaciones locales no cuentan (por el momento) con el apoyo mayoritario de la población; los activistas de ONG sí podrían lograr armar un framing ante la opinión pública nacional que dificulte a Vizcarra apoyar decididamente la construcción de Tía María. El papel de los medios de comunicación es, entonces, muy relevante en la disputa política que se inicia.

Por otro lado, el umbral máximo de pérdidas aceptables para el Gobierno es bajo. El presidente ha mostrado una alta sensibilidad frente a escenarios en los que sus niveles de aprobación podrían verse afectados, y ha optado por evitarlos o por ceder rápidamente a los pedidos de los manifestantes. Este enfoque complica la situación de Tía María, porque probablemente el Ejecutivo no mostrará un apoyo decidido si la conflictividad persiste o escala.

Sin embargo, no apoyar el proyecto también tiene un costo de oportunidad para Vizcarra. En un entorno en el que se desacelera significativamente el crecimiento económico y el sector empresarial pide acciones efectivas de apoyo a las inversiones, dejar de apoyar Tía María podría costarle también varios puntos de popularidad y prestigio frente a las élites económicas y a la población interesada por estos temas. Para que Tía María pueda finalmente construirse necesita de la voluntad política del Gobierno, utilizar un enfoque político para afrontar la oposición que se le presentará y mejorar su legitimidad social.

 

Franco Olcese
11 de julio del 2019

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