Cecilia Bákula
La historia y sus protagonistas
A propósito del libro “Chavín de Huántar: el legado”
El 22 de abril recordamos un aniversario más de la extraordinaria gesta militar de rescate de los 72 rehenes que habían permanecido 126 días bajo permanente amenaza de muerte de terroristas del MRTA, en la que fuera la sede diplomática del Japón en Lima. ¡Gloriosa operación “Chavín de Huántar”! Y en esta semana llegó a mis manos un ejemplar del libro escrito por uno de los más destacados participantes de esa operación de rescate, cuya perfección milimétrica y exitosa conclusión la convirtieron en una acción de antología para el mundo entero. Actor y testigo, el autor nos ofrece un relato detallado y documentado del proceso.
Hoy, en su condición de jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas –es decir, en el zénit de su carrera profesional y habiendo alcanzado la más alta posición en toda la estructura administrativa del Ejército del Perú–, el general César Augusto Astudillo Salcedo nos entrega una publicación cargada de contenido, con exclusiva información, imágenes, referencia documental y gráfica. Y en un gesto que lo califica con honores, incluye el testimonio de muchos de quienes, como él, participaron en la operación militar y así ingresaron a los anales de nuestra historia.
De esta publicación, titulada Chavín de Huántar. El legado. 1997-2019, quiero resaltar varios aspectos. El primero de ellos, sin duda el más relevante y de interés para quienes, como yo, accedemos por primera vez a información “desclasificada” de un hecho que conocimos con estupor, tensión, inquietud y alegría final (a pesar de las dos pérdidas de oficiales), es la riqueza de datos y la explicación de los detalles de táctica, estrategia, planificación, comunicación, claves, gestos y riesgo constante. Con gran humildad se señala cómo todo el proceso, día a día, constituyó un permanente aprendizaje y, por qué no, un permanente proceso de ajuste y corrección a la propuesta inicial.
El libro aporta detalles que nos permiten un acercamiento a la vivencia de esos momentos, a la adrenalina que cada comando debió tener en las venas, la intensidad de sentimientos frente al reto, la percepción tangible del peligro que les soplaba cada instante en la nuca, el recuerdo de los seres queridos y la necesidad de sacar a relucir las enseñanzas en la formación militar, ejercer control absoluto sobre sus sentimientos y voluntad, Todo ello junto a la certeza de que estaban escribiendo páginas en la historia de nuestra patria y que tenían la responsabilidad de lograr el triunfo, aun cuando ese se presentara a ratos esquivo y lejano. Leyendo el libro que reseño, no solo revivimos la historia de esos 126 días, también volvemos nuestros ojos al heroísmo de los 195 comandos, lamentando con dolor la muerte heroica de Juan Valer Sandoval y Raúl Jiménez Chávez, caídos con honor y gloria: un alto precio que se cobró la victoria ese 22 de abril de 1997.
Un segundo aspecto indispensable de mención es el horror del terror que nuestro país vivió durante un largo período, en manos de grupos de fanáticos que quisieron imponer la muerte y la destrucción como doctrina. Y que estuvieron a punto de llevar al Perú al abismo social y político, habiéndose cobrado miles de vidas inocentes y dejado secuelas de dolor y calamidad de las que aún no logramos recuperarnos, pues pareciera que esa sombra maldita del terrorismo amenaza con reaparecer y envolvernos bajo el velo del caos.
En tercer lugar, me parece destacable el hecho de que la narración ha sido escrita en primera persona. El uso del “yo”, en este caso no solo es indispensable, sino que también remarca la calidad de testigo de excepción del autor. Tal como aquellos oficiales que participaron en la operación militar y a los que el autor concede un espacio para que compartan con el lector su propia vivencia, que a todos ellos ha de haber marcado a fuego.
No quiero dejar de referir las características a nivel de edición. Se trata de un libro que, sin desmerecer ni reducir en nada la gravedad y seriedad del tema que aborda, opta por una diagramación cargada de dinamismo, haciendo uso de viñetas, tipos de letra, etc. Incluye diagramas, planos, fotos y elementos que no buscan el preciosismo, sino ser recursos de apoyo para que el lector se vaya adentrando con pasión, sorpresa y reconocimiento profundo a lo que esa gesta significó.
Diría que se trata de una publicación que aporta lo que debemos recordar. Es ajena a expresiones de odio o resentimiento, sin dejar de ser certera y directa en el juicio hacia las causas de la Operación Chavín de Huántar. Y guarda un valiente silencio respecto al dolor que deben significar los procesos legales y penales que tuvieron que sufrir quienes, en esa operación y cumpliendo órdenes, dieron muerte a los 14 terroristas, en defensa de los rehenes, de su propia vida y la de todos nosotros. Cosas curiosas del derecho y de la comprensión de la justicia, en tiempos en los que pareciera que la vida de los valientes y aguerridos comandos vale menos y, por ello, tienen derecho al juicio de la ley y de los tribunales.
¡Gloria a los comandos! Y he aprendido que, cuando se es comando, se es por siempre. Será la historia de larga duración la que les alcance la corona del triunfo y el juicio recto. La sociedad y el país ya se las brindó.
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