Manuel Gago
“Guerra avisada no mata gente”
La vacilación debilita a Vizcarra
El cierre del Congreso de la República se enfría. El mismo presidente de la República, Martín Vizcarra, continúa haciendo planes para mantenerse en el poder. El mandatario hace portadas y primeras planas aunque sea inaugurando carreteras que faltan pavimentar o anteproyectos por obras por hacer más adelante.
No obstante, los ataques contra el Congreso continúan para desprestigiarlo más de lo que está. Revelar los verdaderos nombres detrás de los “codinomes”, de los que habrían recibido dinero de Odebrecht, abona al cargamontón. ¿En donde está la novedad? El interrogatorio a Vladimiro Montesinos en el Ministerio Público es también parte del guión, “coincide” con la deliberación del Tribunal Constitucional (TC) sobre la libertad de Keiko Fujimori. Estrategias políticas bien elaboradas por un titiritero comunista que sabe lo que hace, está organizado, tiene recursos económicos y llegada en los medios de comunicación y sector Justicia. Posicionado, tal como lo planeado.
Por su lado, el senderismo en la Universidad San Marcos —dirigiendo la violencia en contra de la construcción de una estación de transporte público— ha demostrado que no es “remanente”, como equivocadamente señalan incluso policías y militares de alto rango. Gran error. Si fuera remanente serían cuatro “tíos” reumáticos tropezándose en medio de la trifulca. ¡Son cientos de jóvenes maoístas convencidos hasta el tuétano! Por ser una ideología, Sendero Luminoso está vivito y coleando.
En este escenario de incertidumbre política, violencia maoísta y criminalidad (asesinatos feroces casi cada día), los electoreros —sin saber por qué— se preparan para participar en las próximas elecciones generales. Como si estuviéramos en el mejor de los mundos, como si no existiera una tragedia nacional (narcotráfico, corrupción y criminalidad generalizada e ineficiencia, gasto y burocracia estatal), los próximos candidatos al Congreso se apiñan en la puerta del presidenciable de moda (¿el moradito o el arquerito?).
Mientras tanto, la agonía de Vizcarra como presidente y de los congresistas no es tal. En todo caso, el suicidio del presidente no significará el suicidio masivo de los congresistas. “Nos tendrán que sacar a balazos” dijo en julio pasado el congresista Salvador Heresi. Si Vizcarra decide cerrar el Congreso de manera inconstitucional asumirá las consecuencias tanto como sus acompañantes, guaripoleras y oportunistas, que hay por montones. La historia reciente enseñó, pero no se aprende. La justicia tarda, pero llega. Alejandro Toledo es el mejor ejemplo. Los acompañantes, guaripoleras y oportunistas del moqueguano fueron los mismos del “sano y sagrado”.
La buena noticia de la semana es que la izquierda antimercado no ha logrado bloquear la ampliación, con modificaciones, de la Ley de Promoción Agraria. Por la ley, Perú es proveedor mundial confiable de 600 variedades de frutas y hortalizas. Según Gabriel Amaro, director ejecutivo de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), la norma fue aprobada después de un consenso Ejecutivo-Legislativo. ¿Dónde está, entonces, el obstruccionismo por parte del Parlamento, con el que se llena la boca Vizcarra?
“No dejes para mañana lo que se puede hacer hoy” era la lección de mis tiempos. Si Vizcarra, desde sus entrañas, hubiera querido cerrar el Congreso, hace rato lo hubiera hecho. “Se dijo y se hizo”, otra lección aprendida. Sin embargo, Vizcarra no está seguro, tiene miedo, calcula, mide fuerzas, busca aliados y olfatea el humor de los militares, policías y diplomáticos de la Cancillería. El presidente tendrá encuestas sinceradas y no sabrá cómo salir de su propia trampa sin dañarse él mismo. Todo apunta a que debió haber cerrado el Congreso antes y no después, porque “guerra avisada no mata gente”.
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