Manuel Gago
Gobernados por el fraude, el plagio y la mediocridad
El comunismo es enemigo de la prosperidad
Sigamos exponiendo verdades contrarias a las mentiras astronómicas repetidas, como matracas, por los socialistas e izquierdistas. Hubo fraude, y los del lápiz lo saben.
En Junín, les dijeron a los empleados municipales y del Gobierno Regional –dominados por Perú Libre– que tomen una foto a su voto. Sus contratos de trabajo dependían de cómo sufragaran. Son los mismos trabajadores que asisten a las manifestaciones llenas de simbología y parafernalia, aparentes multitudes seguidoras de Vladimir Cerrón. Para los huancaínos no es novedad la adulteración de la voluntad popular.
Para nosotros, la estrategia del terror –experimentada contra el desarrollo de la economía– ha sido llevada al campo electoral. En Las Bambas, Espinar, Cuajone, Tía María y la Amazonía, unos cuantos activistas y pobladores asaltan reservorios de agua y estaciones de bombeo de petróleo, paralizan poblados y destruyen las vías férreas que conducen al puerto de Matarani e Ilo. En los bosques asesinan nativos que se oponen al narcoterrorismo. La amenaza, el arma de los extremistas, sirvió durante el proceso electoral. Compinchados, los maoístas e izquierdistas le entregaron la presidencia a Pedro Castillo, un fantasma durante la primera vuelta electoral.
Fernando del Campo, miembro de mesa electoral, cuenta que –por orden de la jefa de la ONPE de su centro de votación– los soldados intentaron desalojarlo violentamente del lugar, acusado de “no colaborar”. Se negó a entregar el acta de sufragio en sobre abierto. Tomó foto al acta de su mesa y la contrastó con lo publicado por la ONPE. Los 36 votos de Renovación Popular fueron transferidos a Somos Perú, partido que postulaba a ¡Martín Vizcarra! Vio también a miembros de mesa entregar actas en sobres sin ser lacrados, violando las disposiciones.
Otros eventos oscurecen la legitimidad de las elecciones. Muertos, presos y ausentes aparecieron votando; actas de votación con la mismas firmas o falsificadas; candidatos que obtuvieron numerosos votos en primera vuelta, con cero votos en segunda vuelta. Indicios suficientes que no sirvieron para iniciar investigaciones profundas. Si las declaraciones de Zamir Villaverde –cercano colaborador de Castillo– son probadas, la adulteración de la voluntad ciudadana sería confirmada oficialmente. No obstante, los gobiernistas niegan a rajatabla el fraude electoral, apelando a medias verdades, mentiras groseras, amenazas y burlas. Algo Entendible en un Perú con incipientes niveles de entendimiento y fortaleza moral.
El miedo, la confusión y la indiferencia sirven a los intereses comunistas. A eso se suman décadas de penetración ideológica desde los colegios. Personas ajenas, instaladas en poblados mineros y petroleros, desarrollan tácticas de destrucción social, y controlan lugares alejados en el “Perú profundo”, como acostumbran señalar. Asesores y autodenominados dirigentes cambian sus estilos de vida con dinero obtenido en mesas de negociaciones, con la venia cómplice de los gobiernos.
¿Qué hacer frente al fraude, el plagio y la mediocridad que gobiernan, fruto de esa violencia social latente? No otra cosa que unirnos contra el totalitarismo que “no llega de visita, sino para quedarse”. La asamblea constituyente es su partida de nacimiento. Cerrón no descarta conseguirla por la fuerza, un sinónimo de muerte y destrucción. Planea adueñarse del país y liquidar la inversión privada y las libertades ciudadanas. En su lugar, pretende establecer la dependencia del Estado, el nocivo paternalismo. un país de pedigüeños, viviendo de la caridad pública. El poder y relato únicos que sueña imponer conducen a la decadencia social y económica. Planes alejados de un país que estuvo encaminado –con sus deficiencias por corregir– hacia la reducción de la pobreza y mayores oportunidades para los jóvenes. ¡El Perú está a punto de prolongar indefinidamente los quinquenios perdidos!
Es hora de sumar esfuerzos por un Perú de ciudadanos con formación política, conciencia ideológica y responsabilidades cívicas. Lo sabemos, tomará bastante tiempo. Las consecuencias del voto irresponsable no se pueden evadir. Mientras tanto, debemos señalar al enemigo principal: el comunismo, enemigo de la prosperidad.
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