Iván Arenas
¿Fujimorismo versus antaurismo?
En el panorama político solo se ve radicalismo y polarización
De una u otra manera, y no obstante el drama de haber elegido a Pedro Castillo como primer mandatario de la República, todo indica que la polarización fujimorismo versus antifujimorismo continuará. Es una dicotomía que ha arrasado y denigrado el debate público y, como les indicaba, ha hundido a un país en un enfrentamiento similar a una guerra de religiones.
Los alemanes llamaban zeitgeist al espíritu del momento, el que “designa el clima intelectual, los hábitos de pensamiento, el conjunto de opiniones, ideas, juicios propios de una época determinada”. Pues bien, en el caso del presente en marcha del país ¿cuál es el espíritu del momento? Para el suscrito el espíritu del tiempo está atrapado en la polarización fujimorismo/antifujimorismo, un enfrentamiento extremo que continuará hacia las elecciones y que, todo lo indica también, traerá la disyuntiva entre propuestas absolutamente distintas y radicales.
Ahora bien, si decimos que la polarización fujimorismo/antifujimorismo continuará, entonces damos por hecho que el fuerzapopularismo podría ser el primer partido con chances a pasar a una posible segunda vuelta en las próximas elecciones. ¿Cuál será su némesis? Todo indica también que, como en las elecciones pasadas, habría la oportunidad para una candidatura radical que agrupe a todo el arco anti. En otras palabras, una nueva reedición del ballotage del 2021 entre un fujimorista y un radical.
Si los que votaron por Pedro Castillo indican que volverían a hacerlo, entonces no nos queda más por suponer que votarían por cualquiera que sea antifujimorista. En ese sentido, votarían por un Antauro Humala, cuyo proyecto nacional populista suena incluso a veces menos radical que el del propio Pedro Castillo.
Si a la prédica fujimorismo/antifujimorismo le agregamos algunos elementos objetivos como la pobreza y pobreza extrema que aumenta, la falta de empleo, el auge de economías ilegales y el avance de la criminalidad, entonces desde lejos podemos ver que el “espíritu del momento” es en efecto la radicalización y la posición de puntos abiertamente disímiles, que se niegan como adversario y se consideran enemigos. Un ejemplo: Antauro Humala y el fujimorismo representan de manera simbólica la “mano dura”.
Pero, ¿hay una posibilidad para un “radicalismo democrático”, si cabe el sintagma? Sí, definitivamente. Este “radicalismo democrático” solo puede crecer si no se somete a la falsa polarización de fujimorismo/antifujimorismo, si no ideologiza el debate y, sobre todo, si representa a los sectores populares y emergentes con sus propias instituciones. En todo caso aún faltan meses, pero el “espíritu del momento” viene con discursos radicales y con banderas anti establishment.
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