Alejandro Arestegui
Espíritus del tiempo
Libro de Carlos Dávila sobre la historia del pensamiento económico
El día de ayer, 3 de agosto de 2023, en contexto del Festival del Libro de Arequipa, se presentó el libro titulado “Espíritus del tiempo. Volumen uno”, del economista cusqueño Carlos Alejandro Dávila Núñez. En este interesante título, el joven escritor liberal pretende atrapar al lector con un capítulo muy interesante pero poco conocido de la historia del pensamiento económico; y es que el libro trata fundamentalmente de pensadores escolásticos relacionados a la denominada “Escuela de Salamanca”, y de algunos otros relacionados fuertemente a esta escuela, así como al escolasticismo y el tomismo tardíos.
El innovador propósito de esta obra es simple: desmitificar y romper los viejos paradigmas que creían que el libre mercado, el capitalismo y los derechos individuales fueron obra de pensadores protestantes de finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Pero no, fueron en realidad muchos pensadores católicos y de países mediterráneos –como España, Portugal, Italia e incluso algunos del Nuevo Mundo– lo pioneros en temas como la libertad de mercado, los impuestos, el tránsito de mercancías o temas que hasta entonces no habían tenido una postura clara ya habían ocasionado vacíos en cuanto a la doctrina y postura católica al respecto, para ello en esta columna no va a pretender realizar ningún “spoiler”, nada más me remitiré a explicar e introducirlos a la famosa escuela de Salamanca.
El término “Escuela de Salamanca” es muy ampliamente usado para describir a un grupo de pensadores católicos escolásticos tardíos, españoles, portugueses y latinoamericanos de los siglos XVI y XVII. Realmente, teólogos y de diferentes órdenes monásticas, especialmente dominicos y jesuitas, estos hombres eran un subgrupo específico dentro de los intelectuales de su época. Solemos considerar a los salmantinos como rivales de los humanistas relativamente más seculares, a pesar de que esta oposición es exagerada y malentendida, y, de hecho, muchos intelectuales incluso ven su relación como una mutua influencia. Al igual que los humanistas, los escolásticos tardíos se reservaron para sí mismos el derecho a comentar sobre cualquier tema filosófico, científico, moral o económico. Sus disputas con otros intelectuales eran, a menudo, grandes espectáculos públicos.
Otros como Luis Saravia de la Calle (siglo XVI) y Cristóbal de Villalón debatieron sobre la usura, esto es, el gravar el interés de los préstamos, en los principales tratados publicados en Medina del Campo en 1544 y en Valladolid 1541. Hay que aclarar que no todos los miembros de la Escuela de Salamanca asistieron o enseñaron en la actual Escuela de Salamanca, una de las universidades más antiguas de Europa, fundada en 1134 y constituida legalmente por Alfonso IX El Sabio en 1218.
No obstante, el fundador de dicha escuela, Francisco de Vitoria (c. 1483-1546), así como muchas de las subsiguientes personalidades de la escuela, sí que enseñaron allí. Por todo esto, una gran parte de la transformación intelectual de la España moderna temprana está asociada al centro teológico y académico que se encuentra en las orillas del río Tormes.
Cuando decimos que la Escuela de Salamanca estaba constituida por escolásticos tardíos, estamos enfatizando ciertas características:
- a) escribieron, principalmente pero no en exclusiva, en latín;
- b) eran dialécticos y meticulosos con sus métodos; y
- c) retomaron a Aristóteles y Aquino como autoridades (los humanistas suelen preferir Platón y Agustín). Otras fuentes medievales tardías para el pensamiento escolástico tardío incluyen los sermones de san Bernardino de Siena (1380-1444) y san Antonino de Florencia (1389-1459). En cualquier caso, como los humanistas, los escolásticos tardíos empezaron a cuestionarse tanto empírica como teóricamente sus propias autoridades tradicionales.
En muchos aspectos, la Escuela de Salamanca representa una revisión crítica de las enseñanzas de Aquino y Aristóteles. La relación tradicional entre Dios y el hombre necesitaba ser repensada hacia 1500 debido al desarrollo del humanismo, el descubrimiento del Nuevo Mundo y la aparición de la reforma protestante, así como los avances científicos en campos emergentes como astronomía y anatomía.
El cambio intelectual representado por el escolasticismo tardío comenzó como una renovación nominalista y empírica de la Universidad de París, dirigida por el dominico escocés John Major (1469-1559). El objetivo era llegar más allá del razonamiento rancio, basado en normas, que era, a menudo, sobrecargado por las excesivas referencias a las antiguas autoridades medievales, y vencer las tontas polémicas metafísicas sobre la naturaleza espacial de los ángeles. En cambio, Major fundamentó la filosofía en la vida real, utilizando la razón para solucionar problemas que atañían a la gente común. El estudiante español más importante de Major, Francisco de Vitoria, obtuvo la cátedra principal de teología en la Universidad de Salamanca en 1524. Además de Vitoria, Las Casas, Villalón, Saravia y Valencia, se unieron otros españoles afiliados o comprometidos con la Escuela de Salamanca, entre los que se encuentran figuras tan llamativas como Juan de Medina (1490-1547), Martín de Azpilcueta (1491-1586; también conocido como Doctor Navarrus), Domingo de Soto (1494-1560), Diego de Covarrubias (1512-77), Tomás de Mercado (1525-75), Fray Luis de León (1527-91), Luis de Molina (1535-1600), Juan de Mariana (1536-1624), san Juan de la Cruz (1542-91), Francisco Suárez (1548-1617), y Felipe de la Cruz y Vasconcellos (en el 1500). A pesar de que el alcance de su influencia todavía se está debatiendo apasionantemente, muchas de las teorías políticas y económicas producidas por estos hombres representan importantes contribuciones a la civilización moderna occidental (véase, especialmente, el trabajo de Joseph Schumpeter y Quentin Skinner). Algunos puntos finales sobre la importancia de Vitoria. Primero, la explicación de Vitoria del mal como un resultado inevitable del regalo de Dios que es el libre albedrío tiene implicaciones realistas y anti-utópicas, lo que sienta las bases para que la razón y la capacidad de elegir prevalezcan sobre el idealismo y el dogma. Segundo, de vuelta a Aristóteles y Aquino, la Escuela de Salamanca dio especial énfasis a los derechos naturales, es decir, a los derechos naturales al cuerpo, las posesiones y los pensamientos propios. Tercero, Vitoria considera que el mercado libre es una sana contribución al bienestar humano, y rechaza la idea de que los mercaderes son simples pecadores avariciosos. Y, precisamente, los precios, la usura y los contratos comerciales serán temas fundamentales para casi todos sus sucesores. Y, finalmente, Vitoria limitó el poder del emperador y del papa, cuestionando sus supuestos derechos a hacer la guerra contra los paganos y reclamar sus territorios. En suma, Vitoria representa un cambio radical hacia una perspectiva más moderna y racional, preocupada por los derechos individuales. Factores históricos. Al final del siglo XV, los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, forzaron, bajo mandato real, las conversiones o expulsiones de judíos y moros. Antes de aquello, y especialmente durante la Reconquista española, las actividades mercantiles atañían ampliamente a judíos y moros, ya que los negocios eran inherentemente pecado. De forma bastante repentina, con las expulsiones y conversiones de tantos judíos y moros, un gran número de cristianos se involucraron entonces en el comercio y las finanzas. Es más, en 1517, un grupo de mercaderes españoles de Amberes consultaron a Vitoria sobre la legitimidad moral de su profesión. Los estudiantes de Aquino y Aristóteles en Salamanca tendrían que pensar detenidamente en cosas como el comercio y las finanzas.
El siglo XVI fue la primera época de la globalización: las nuevas rutas marítimas abrieron el paso al Nuevo Mundo y a Oriente; se establecieron redes internacionales de comercio y finanzas. A medida que se dio la industrialización temprana, a) surgieron mayores necesidades bancarias y financieras; b) se dio una explosión de instrumentos financieros complejos; c) los estados comenzaron a aumentar la manipulación de la moneda como un modo de recaudación de fondos; d) una sobreabundancia de tipos de moneda, falsificadores, aranceles, impuestos e interferencias en el mercado trajeron problemas. En España, ya se habían establecido bancos de depósitos públicos en Barcelona en 1401 y en Valencia en 1407. Para mediados del siglo XVI, debido a la importación masiva de plata del Nuevo Mundo, las ferias de Medina del Campo se convirtieron en centro de una nueva red financiera de Europa occidental, a las que asistían hasta dos mil mercaderes, a los que atendían cincuenta banqueros o más para liquidar transacciones. Entonces llegaron las bancarrotas nacionales, siete de ellas solamente entre 1557 y 1662. Todo esto demandó la atención de la Escuela de Salamanca. El descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492 trajo numerosos cambios para toda España; no menos importante fue el debate público sobre cuestiones como los derechos humanos y la teoría de la guerra justa. ¿Estaba Colón pensando en todo ésto? Lo dudo ¡solo era un gran almirante que quería hacer montones de dinero! ¿Eran justificables el racismo y el colonialismo militantes? No todo el mundo pensaba así. ¿Hasta qué punto estaban los españoles llevando a cabo injusticias en contra de los nativos americanos y los esclavos africanos? Esta era la esencia del famoso debate entre Las Casas y Sepúlveda en Valladolid en 1550 y 1551. De Soto fue, de paso, juzgado, y parece que no hubo un veredicto claro. Por entonces, estaba también el asunto de la enorme entrada de oro y plata, lo cual impulsó una nueva realidad económica, que ahora requiere de un serio pensamiento teórico sobre temas como el dinero, los mercados, tasas de interés, inflación, tasas de cambio entre monedas, etc.
Entre los muchos cambios tecnológicos e ideológicos que se dieron en la Europa del Renacimiento, los dos que pudieron haber tenido el mayor impacto en la España del siglo XVI fueron la imprenta y el desarrollo del protestantismo. Ambos fenómenos aumentaron la rivalidad intelectual. Como un temprano internet moderno, la imprenta permitió una incontrolable difusión de ideas, tanto nuevas como viejas. La Reforma protestante generó un comportamiento reaccionario con la Contrarreforma, como los infames autos de fe de la Inquisición española; pero también impulsó a algunas órdenes religiosas, especialmente la de los dominicos y jesuitas, a que llevaran a cabo sus propias reformas internas. La religión será un tema transversal y muy importante en esta escuela. En la primera mitad del siglo XVI, España estuvo fuertemente influida por el humanista de mentalidad reformista Erasmo de Rotterdam (1466-1536). Pensemos en Erasmo como en un radical, pero no en uno dispuesto a dar un paso más allá, como Lutero y Calvino.
Para concluir, es fundamental darnos cuenta de que los pensadores de la Escuela de Salamanca no compartían un punto de vista monolítico; y de que el debate y el diálogo metodológico eran importantes, incluso cuando estos se daban con sus rivales humanistas. Puede encontrarse un ejemplo sencillo de las diferentes perspectivas dentro de la Escuela de Salamanca, y un ejemplo que tiene importancia actual, en las opiniones relativas al comercio libre internacional que mantuvieron Vitoria y Molina. El punto de vista de Vitoria sería análogo a la visión libertaria de que el comercio tiene que triunfar sobre cualquier otra preocupación; mientras que Molina sería un conservador, defendiendo que los intereses de una nación requieren de restricciones sobre comerciar con rivales internacionales peligrosos. ¿El comercio con determinado país lo hará más libre y menos peligroso, o acaso estamos enriqueciendo al enemigo que quiere reprimir a otras naciones? Uno de los tantos dilemas que pretende resolver este interesantísimo libro.
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