Eduardo Zapata
Es como que…
El mundo objetivo está sujeto a la perspectiva del hablante
Si tiene cercanía con voces jóvenes, es saludable escucharlas con los oídos bien prestos. Porque en el hablar de jovencitos y jovencitas hay una serie de expresiones que dicen –y mucho– acerca de cómo ellos viven y ven el mundo. Al respecto haga una simple prueba. Pídales la definición de algo. Y allí donde antes la exigencia de una definición obligaba al uso lingüísticamente ontológico del verbo ser (la justicia es …; eso que me preguntas es ...) ellos relativizarán ese mundo de esencias y lo convertirán en una circunstancia comparativa: es como que … No hay necesidad de decir que una definición no es una comparación.
En un gran ensayo titulado El perspectivismo lingüístico en el Quijote, el brillante filólogo Leo Spitzer nos hace entender cómo la elusión de nombres definitivos en esa obra de Cervantes es vital para entender el sentido de la novela toda. Porque la inestabilidad y variedad de nombres conduce al relativismo nunca conclusivo que signa el mundo quijotesco.
Ocurre que detrás de la expresión es como que constatamos también este mundo de relativización y de omisión de esencias. Para el observador lingüístico, esta y otras expresiones constituyen evidencia de que los jóvenes viven hoy en un mundo donde se produce sentido desde el perspectivismo del ello. Todo se ve desde los afectos. Hay como una imperiosa necesidad casi de gritar: así lo veo yo. Más que obvio que esto involucra aun el mundo de la tercera persona gramatical. Por eso el mundo del ello; de donde resulta que también el mundo llamado objetivo está sujeto a la perspectiva del hablante.
Habrá quienes dirán –desde la conveniencia política– que los jóvenes adherirían así a la llamada posverdad. Pero sabemos que en ese mudo ciertamente se relativizan verdades; pero solo aquellas que no son convenientes a un determinado credo ideológico. A la par que se afirma como verdad implícita o explícita todo aquello que sí conviene a la ideología de quienes fabulan el mundo posverdadero.
Lo de los jóvenes dista de la propuesta ideológica. Parte simplemente de una enorme necesidad de afecto largamente reprimido. De la necesidad de hacer oír sentimientos y voces largamente ignorados. A fin de cuentas niños y jóvenes fueron considerados siempre páginas en blanco que debían ser escritas.
Ciertamente muchos jóvenes se sentirán transitoriamente cómodos en las promesas marketeras de la posverdad. Algunos hasta llegarán a descubrir y ´militar´ en la ideología subyacente. Pero el es como que y expresiones de similar pertinencia semántica nos dicen que el perspectivismo del ello precisamente es enemigo de toda ideología cuya pretensión sea que todos debemos ver en la realidad solo lo que conviene a la ideología.
A ver si entendemos que la posverdad es en gran medida un asunto de viejos interesados.
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