Guillermo Vidalón
El reto es el desarrollo
La gran disyuntiva electoral: desarrollo o pobreza
Una de las virtudes de los procesos electorales democráticos es la de incentivar el intercambio de ideas para que la ciudadanía decida por una alternativa entre múltiples propuestas. A la fecha, las elecciones del 10 de abril están decantando algunas opciones y vamos congregando el interés de la ciudadanía en las denominadas “principales”.
El fujimorismo y Peruanos por el Kambio (PPK) ocupan los primeros lugares de intención de voto en todas las encuestas. Sus propuestas económicas se sustentan en el fortalecimiento de la actividad productiva y en la modernización del aparato del Estado para acelerar la reducción de la pobreza y recuperar, en el menor plazo posible, el ritmo de crecimiento que se logró en el quinquenio anterior.
Keiko Fujimori representa la recuperación del legado de la transformación económica que se llevó a cabo en el país en la última década del siglo XX, así como el cambio de estrategia utilizado para derrotar a la subversión; pero también el reconocimiento de que todo lo hecho por ese régimen no fue positivo y, por lo tanto, ameritaba una condena, una sanción y una rectificación. El eventual gobierno de Keiko Fujimori no representará el reavivamiento del pasado sino la construcción de un futuro que implica un tránsito para mejor. Asimismo, está acompañada de José Chlimper, un empresario agrícola exitoso con una visión de desarrollo que integra el país a un mercado global, precisamente donde las próximas generaciones encontrarán una oportunidad de vida cada vez más digna.
En cambio, Pedro Pablo Kuczynski es un funcionario con un alto nivel de conocimiento y experiencia en la administración pública, así como en la privada. En ambos casos su desempeño ha sido exitoso. Ciertamente PPK es un hombre mayor, pero eso no lo inhabilita ni menoscaba su sapiencia. Ha conformado su plancha presidencial con Martín Vizcarra, ex gobernador de Moquegua, región en la que,conjuntamente con Tacna, los escolares alcanzan los más altos estándares de comprensión lectora y conocimiento de las matemáticas. Además, Vizcarra lideró las negociaciones para el desarrollo del proyecto de cobre Quellaveco; aunque, a la fecha, circunstancias ajenas a su voluntad han impedido que este proyecto se concrete. Esto demuestra el convencimiento de que sin desarrollo económico no se generarán recursos para que el Estado cumpla su función de redistribuidor para el conjunto de la sociedad.
En el otro extremo del espectro político, tenemos a Verónika Mendoza y al ex sacerdote Marco Arana, representantes del denominado Frente Amplio. ¿Cuál es su propuesta? Ahuyentar la inversión en el sector de mayor potencial económico con que cuenta el Perú: la minería. ¿Qué podemos resaltar de esta propuesta? Solamente su voluntad de reincidir en el error. Todos recordamos que su ex líder y actual presidente manifestó, durante la campaña del 2011, “el agua o el oro”; pero luego quiso rectificar a “el agua y el oro”. Lo cierto es que, a la fecha, no ha conseguido ni lo uno ni lo otro; y de paso, solo se ha llevado a cabo menos de la tercera parte de la inversión minera prevista para ejecutar durante su mandato.
¿Qué podríamos esperar de quien se opone a generar bienestar con los recursos que se pueden obtener de una zona desértica, como es el caso del proyecto Tía María; o como el proyecto Conga, que fue instrumentalizado con fines políticos? Con certeza, el empobrecimiento que hoy registra la región Cajamarca alcanzaría escala nacional, gracias a la agitación política y a la demagogia que buscan concitar la atención de la ciudadanía con fines estrictamente electorales.
Tengamos presente que el reto es el desarrollo y que el Perú tiene que seguir avanzando más allá del 10 de abril.
Guillermo Vidalón del Pino
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