El PPC

En 1945, un joven Luis Bedoya Reyes trabajaba apoyando a Bustamante y Rivero en su campaña y luego lo acompañó en la presidencia. Han pasado más de setenta años y, cercano a cumplir un siglo de vida, Bedoya Reyes sigue tratando de organizar un partido político social cristiano.

Luego de haber organizado la Democracia Cristiana, y escindido de ella el Partido Popular Cristiano, Bedoya busca reconstruir al PPC, ante la incapacidad que han demostrado las generaciones siguientes en mantener con vida al pepecismo. En el PPC quedaron pocos dirigentes de valía. Hoy algunos sirven al gobierno de Kuczynski, como antes lo hicieron al de Humala. Otros son empleados de César Acuña, o peor aún de Edwin Oviedo. Dirigentes políticos dedicados a la gestión de intereses o preocupados por el salario de fin de mes en el Estado poco podrán hacer para reconstruir una propuesta social cristiana.

Lourdes Flores ha decidido regresar a las fuentes y está trabajando para recuperar un planteamiento doctrinario, alejándose de los liberales que marcaban (o intentan marcar) la posición política del PPC. O aquellos que han “caviarizado” el mensaje, trabajando desde ambos lados en la pérdida de identidad ideológica. El PPC fue perdiendo identidad en la medida que hacía concesiones para sobrevivir. Algunos de los que sucedieron a Bedoya Reyes en la presidencia del PPC, lo fueron no por su consistencia doctrinal, sino porque tenían la billetera para pagar la luz y el agua. Tanto así que algunos de ellos ya no militan en el partido.

¿Solo Bedoya Reyes tiene la autoridad para iniciar la tarea de reconstrucción? Ante las falencias de las nuevas generaciones —generadas por la carencia de sustento doctrinario, por no tener la convicción ni la voluntad—, se ha pretendido convertir a un partido de ideas, en uno más de los partidos caudillistas que abundan en la fauna política de nuestro país. Solo el liderazgo moral de quien siempre mantuvo una línea consecuente puede salvar al PPC.

¿Hay quienes pueden hacerse cargo de la dirección del Partido Popular Cristiano? Si no se hace un salto generacional, licenciando a quienes generaron el caos de hoy y entregando la conducción a nuevas generaciones que hayan demostrado compromiso y convicción, poco tiempo de vida tendrá el PPC como representante del socialcristianismo en el Perú. Esta transición deberá conseguirse bajo la mirada y consejo de algunos pocos, pero dejando las tareas ejecutivas a gente nueva y sin mácula.

Juan Carlos Valdivia