El peligroso AMLO y las elecciones en México

Desde Perú debemos respetar el proceso político mexicano y mirar atentamente lo que ocurre, considerando que el gobierno del señor López Obrador (AMLO) viene siendo fuertemente cuestionado (no solo en tierras peruanas) por afectar el desarrollo económico sostenido que venía teniendo la economía mexicana(1), sus “ambigüedades” en cuestiones migratorias, el terrible mantra de la inseguridad (más de 170,000 homicidios durante su gestión) y sobre todo por su permanente injerencia en las políticas internas de los estados latinoamericanos. En diversos momentos hemos denunciado que el señor López Obrador actúa como una suerte de emperador latinoamericano que, con absoluta arbitrariedad y desfachatez, da opiniones con respecto a las decisiones de las poblaciones y a los procesos políticos de cada país. Parece que, inconscientemente, proyecta ese carácter de caudillo populista continental que, como otros predecesores (Hugo Chávez, sin dudas, es el más paradigmático), tiene una opinión para cada gobierno, para cada gobernante y ejerce sin desparpajo presión política para debilitar o para desestabilizar a los países que “no le simpatizan”.

En ese sentido, en la tarea de fortalecer los procesos democráticos en América Latina tenemos que mirar con atención lo que ocurre en México y al mismo tiempo respetar la decisión que el pueblo mexicano tome en las próximas elecciones. Así, en el marco de nuestra labor informativa y de análisis, consideramos que es fundamental mostrar a la población interesada en lo que ocurre actualmente mediante una opinión objetiva, pero con honestidad intelectual: en las diversas las entrevistas que hemos realizado, así como en los distintos artículos escritos en los últimos años, se realizó una crítica abierta al actual gobierno. A los peruanos, AMLO no nos cae bien, pero ello no afecta bajo ningún motivo nuestro cariño por los innumerables vínculos históricos que tenemos con el pueblo mexicano. En este momento de extrema fragilidad y quizás ruptura de las relaciones entre los gobiernos del Perú y México, reiteramos que nuestra crítica es al caudillista AMLO, no al querido pueblo mexicano. Más allá que consideremos que AMLO es un impresentable, un payaso que no debió llegar jamás a la más alta magistratura en México, también nos basamos en opiniones de especialistas que comparten esta posición: no es un invento nuestro, ya The Economist calificó al actual régimen político mexicano como un régimen híbrido: entre autoritario y autocrático.

La candidata elegida a dedo por López Obrador, luego de un lamentable espectáculo que parecía una rifa o tómbola escolar (solo faltaba que AMLO los hiciera bailar para establecer cuál era el más rastrero, servil y funcional a sus maquiavélicos intereses), seguramente tendrá el encargo de continuar con el modelo impuesto por López Obrador. Pero a partir de la experiencia sudamericana, es inevitable preguntamos: ¿la candidata(2) será una marioneta de López Obrador o pensará por sí misma? ¿Dilma o Lenin Moreno? Cuidado, Sr. López Obrador, nada garantiza que usted no sea el próximo Evo Morales o Rafael Correa. Obviamente, para que se produzca tal escenario, primero debemos descartar un triunfo de la candidata opositora, Doña Xóchitl Gálvez, quien viene creciendo sostenidamente.

Aunque, hoy en día, las encuestas ponen a la oficialista Sheinbaum por encima de Xóchitl Gálvez, no podemos descartar una victoria de Xóchitl Gálvez. Es un tópico dentro de la consultoría política y electoral que siempre es mejor partir segundo o tercero para mantener un crecimiento permanente y evitar el desgaste que conlleva estar a la cabeza de las encuestas. Consideramos, en ese sentido, que la opositora Gálvez puede tener una performance exitosa y superar a la candidata de AMLO. Dentro de la agenda electoral, la candidata Gálvez tiene una gran oportunidad para poder remontar este escenario.

Importa México como importa también Brasil, Argentina y Colombia, en tanto que forman parte del grupo de países que tienen los sistemas democráticos más grandes a nivel regional y por ello debemos estar atentos con respecto a los resultados de las elecciones en México. No debemos tomarlo con indiferencia ni debemos considerar que es algo ajeno a lo que estamos viviendo a nivel latinoamericano dado que México tiene un rol como actor político muy relevante (también Brasil y en cierta manera Argentina, ambos con procesos propios).

En el fondo pareciera que la gran discusión que está en el medio de esta campaña tiene que ver con la continuidad de las reformas que empezó López Obrador y que se ven representadas por la candidata oficialista. Frente a ello, emerge una crítica o una impugnación a estas reformas por parte de la candidata de la oposición Gálvez. Por tal razón, no podemos ignorar la centralidad que tiene la figura de López Obrador dentro del proceso electoral: muchos pueden considerar que la elección representaría una ratificación (o no) a la gestión de AMLO a través de la figura de la candidata de MORENA, Claudia Sheinbaum, una suerte de plebiscito sobre la continuidad de la reformas de López Obrador o un cambio de rumbo a través de la recuperación de la institucionalidad democrática que representa la señora Gálvez, apoyada por una coalición de partidos que han gobernado México y que pueden ser una garantía de experiencia política y técnica en el manejo del Estado

“Todos roban (por los políticos), pero al menos este me da dinero”: la todavía alta popularidad del caricaturesco presidente mexicano se explica por los masivos apoyos asistenciales (los grupos que reciben apoyo del gobierno representan entre el 30% y el 35% del padrón electoral). Como buen populista, a AMLO no le importa hundir la economía y la institucionalidad democrática con tal de continuar en el poder (en este caso, como posible consejero áulico desde las sombras). Ello también permite explicar la razón de su todavía alta popularidad, mediante una táctica perversa de los populismos latinoamericanos: empobrecer a la población y garantizar la subsistencia mediante asistencialismo estatal.

Finalmente, quisiéramos todos los latinoamericanos que en estas elecciones en México no se presenten situaciones de violencia. Lamentablemente México no ha sido un país ajeno a la violencia política durante épocas electorales. Ojalá que estas elecciones se puedan realizar con la mayor paz social y transparencia posible para que el voto de los mexicanos se refleje fielmente en los resultados electorales. 

1. Desde la cancelación arbitraria de los contratos de compra de gasolina a empresas norteamericanas para comprarle a Venezuela, robos en los ductos de Pemex (la petrolera mexicana), la supuesta rifa del avión presidencial (que terminó siendo rematado afectando los activos de la nación), aumento exponencial de la inseguridad pese a un incremento importante del presupuesto del ejército, sin que quede claro si las funciones de las FFAA con respecto a la lucha contra la delincuencia (la cabeza del Sr. López Obrado no logra relacionar seguridad con crecimiento de la actividad económica o tal vez no le interesa), destrucción del sistema de salud (el manejo irresponsable durante la pandemia COVID-19 que costó muchas vidas humanas de ciudadanos mexicanos), el desastre ecológico consecuencia del caprichoso proyecto faraónico conocido como “el Tren Maya”, etc. 
2. La exjefa del Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.