Enrique Valderrama
El Gran Frente Republicano.
Sobre la propuesta de Alan García y la respuesta de Lourdes Flores a aquella
El ex presidente Alan García ha planteado el sábado, en una entrevista en RPP con Raúl Vargas, la necesidad de un gran frente nacional con diversos grupos políticos para “salvar la política”. A partir de ello se han esbozado algunas teorías respecto a la constitución de éste frente. Como la personalidad de un sujeto se define también de manera antagónica, uno de los ejercicios en los que muchos han puesto a prueba su capacidad predictiva es quién será el enemigo táctico del Frente en mención.
En esa línea, Lourdes Flores sostiene que la herencia del fujimorismo es la “antipolítica” y que, por lo tanto, se le debe responder con “una alianza muy seria de reconstrucción de la política”, en referencia indirecta a la propuesta del ex presidente. Creo que, en efecto, en los 90 el gobierno de Alberto Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos representó el odio político y el discurso falso del “antipartido”, perpetrando tropelías en las débiles instituciones peruanas y reduciendolas a su mínima expresión.
Pero, valgan verdades, cuando arribemos al 2021, nos habremos distanciado de ese proceso alrededor de 20 años. Por otro lado, no se puede negar que Keiko Fujimori, a pesar de que los resultados en las urnas no la acompañaron, recorrió el país y se ha esforzado por consolidar una organización que esté enmarcada dentro de la formalidad de la política y que promueva las ideas de alternancia democrática y, evidentemente, de apertura comercial y afirmación del modelo que su padre impuso desde 1990 y que –hay que reconocerlo- ha colaborado al desarrollo del país.
A muchos puede desagradarle, pero la maquinaria naranja liderada por Keiko Fujmori está en el espectro político nacional democrático, no se debe admitir que se le ponga objeciones pasadistas; hay que reconocer que, aunque la opción no sea de buen gusto para algunos, el fujimorismo es un intento de construcción desde el conservadurismo popular, desde la derecha con apoyo de muchas zonas pobres del Perú, además de clases medias y emprendedores; es, entonces, en buena parte, aliado de ese pragmatismo que ha sabido construir una lógica de capitalismo popular en gruesos sectores de la ciudadanía.
Por ello creo que el gran frente republicano no tiene por enemigo táctico al fujimorismo; creo que éste frente, al intentar salvar “la política”, toma en cuenta a todas las expresiones de la política formal que quieran acudir al llamado. El enemigo, no sólo del frente propuesto por Alan García, sino del Perú es el resultado que nos ha dejado las elecciones del 05 de octubre; que ha profundizado el desorden, magnificado el rechazo y descontento crítico de las regiones contra el Estado, lo cual las empuja hacia una lacerante fractura; existe pues cierto ánimo, salpicado de cólera, del interior del país contra “el limeñismo centralista”. Hay un avance del caudillismo regional, del movimientismo sin una mínima idea de país, y una inaceptable dispersión en la que hemos caído prisioneros. Todo ello debe tener una respuesta contundente desde la gran política, desde los partidos republicanos -unidos- con sus mejores exponentes y sus mentes más lúcidas. La respuesta a ello debiera ser ese “Frente Republicano” o “Frente Ciudadano” que aglutine a todos los que crean en un proyecto nacional unitario y ordenado que nos acerque a la modernidad y al desarrollo.
El gran frente republicano que el Perú necesita debe acometer el reto, con el concurso de todas las expresiones democráticas -sobre todo las populares- de hilvanar y zurcir la patria, afirmando la autoridad del Estado nacional y su unidad. Adicionalmente debe, sin duda, plantearle un combate frontal y directo a la inseguridad ciudadana, de la que el gobierno de los Humala y su pintoresco Urresti no conocen nada en absoluto.
Por Enrique Valderrama (Centro Para la Democracia Social)
(16 - oct - 2014)
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