Dina en manos de Acuña

Un sector de analistas y políticos concluyen en el siguiente lugar común: una mayoría del Congreso no vacará a Dina Boluarte porque al irse ella las circunstancias obligarán a que los 130 parlamentarios también se vayan, además de un adelanto de elecciones generales. En ese escenario por ejemplo, las palabras del díscolo Guido Bellido caen directamente al vacío, porque aunque pregone a diario que está dispuesto a irse, en realidad le encantan las mieles del poder. 

No obstante, en esa conclusión de estos analistas y políticos se soslaya que la política es a veces la dictadura de la coyuntura: nada se planifica, no hay largos plazos, los problemas diarios de gobierno te hunden en el bosque y te tienes que aferrar a los árboles. Una mayoría del Congreso sí puede vacar a Dina. El detalle es que aún las fuerzas en el Congreso no han logrado solidificar el recambio, cuajar bien la sucesión constitucional. Alianza para el Progreso no está dispuesto a dar el paso hacia la vacancia de Dina. Todo indica que a César Acuña, el factótum todopoderoso y dueño de APP, no le conviene agarrar el fierro ardiente que es el Perú de estos días.

Vamos a un acto de suposición. A veces así se explica mejor la política. Imagine usted que se logre los 87 votos para la vacancia. ¿Cree que el presidente del Congreso Soto está en las condiciones para convertirse en el presidente del país? ¿Cree usted que APP y Acuña pretendan la presidencia de la República luego de una vacancia traumática? 

Pero como escribí líneas arriba, la política también es la dictadura de la coyuntura. Y la coyuntura no es favorable para Boluarte. ¿Qué pasaría si la prensa pública más “yerros” de la Presidente? ¿Si los relojes Rolex y el millón de soles en su cuenta no son las únicas “perlas”? Lo que quiero decir es que en la historia de la política siempre hay una gota que derramó el vaso.

Hasta hace tres semanas atrás nada se sabía. Un escándalo tumbó a un PCM y el caos trajo a un Adrianzén, por ahora, con poca capacidad en la fontanería del Estado. Por tanto el Congreso sí puede vacar a Dina. Quizá por ahora, la “Dinacha” la libre; pero sería muy difícil para el Congreso mantenerla en el cargo si le salen otras “perlas”.

Dina está en mano de Acuña. Acuña no puede todavía bajarse a Dina por las razones arriba expuestas. Pero llegaremos al momento cuando se tenga que elegir si es mejor la vacancia o dejar a una Dina que va camino a una judicialización sin fin cuando acabe su gobierno.