Antero Flores-Araoz
De vuelta al ruedo
Dos de los grandes partidos políticos peruanos: APRA y PPC
Al decir “de vuelta al ruedo”, como título de esta columna de opinión, nos estamos refiriendo al Partido Aprista Peruano (PAP) y al Partido Popular Cristiano (PPC), pues ambos han logrado su reinscripción en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP). Han pasado la mar y morena para ello, gracias a la desordenada, exigente y frondosa normativa partidaria y electoral cuyo brazo ejecutor es el Jurado Nacional de Elecciones.
Al igual que causa beneplácito que dos partidos políticos antiguos y de tradición, con su reinscripción oficial ya estén habilitados para participar en los próximos eventos eleccionarios, también debemos recordar la indignación ciudadana cuando ambos partidos, por indebidas acciones del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y del Sistema que preside, fueron impedidos, con malas artes, de participar en las justas electorales (en realidad injustas) del año 2021
Lo antes señalado permitió que fuese proclamado como presidente de la República quien no tenía talla ni para ser alcalde del villorrio menos significativo de todo el país. Y que además demostró tuvo acciones reñidas con la ley y la ética pública; e incluso anunciando un golpe de Estado que felizmente nadie siguió ni menos obedeció, por lo que hoy está cumpliendo carcelería para las investigaciones a cargo del Ministerio Público.
El Partido Aprista Peruano ha cumplido su primer siglo de existencia, habiendo sido fundado como entidad hemisférica por don Víctor Raúl Haya de La Torre, quien durante varios años estuvo confinado en la Embajada de Colombia en nuestra capital antes de su destierro. Muchos apristas sufrieron persecución, carcelería, maltratos y hasta tortura por el solo hecho de ser apristas, tuvieron lo que se llama el “martirologio”. Pero allí siguió el APRA, como también se le denomina, logrando ocupar dos veces la presidencia de la República bajo la conducción de Alan García Pérez, fallecido prematuramente con lo que se libró de injusto trato infamante.
El Partido Popular Cristiano en breve tendrá sesenta años de existencia, lo que es inusitado en un país como el nuestro en que los partidos nacen y mueren después de corta vida. Su fundador fue Luis Bedoya Reyes, en hermandad con auténticos demócratas como Ernesto Alayza Grundy, Mario Polar Ugarteche, y Roberto Ramírez del Villar entre varios otros. Los fundadores del PPC en la realidad, se escindieron de la Democracia Cristiana, cuando ella en nuestro país desvió los principios doctrinarios del social cristianismo que fueron enarbolados por el nuevo partido.
Ambas agrupaciones políticas, el APRA y el PPC tienen cierto y claro entroncamiento con doctrinas políticas específicas. El PAP dentro de la Social Democracia y el PPC dentro del Social Cristianismo. Y ambos han sido intransigentes, y con razón, en ser fieles a sus principios doctrinarios, pero sabiendo hacer tareas comunes por el bien del país, como haber sido artífices de la Constitución de 1979. En el Congreso Constituyente que elaboró la actual Constitución de 1993, si bien no estuvieron presentes asambleístas apristas, si estuvimos los social cristianos que defendimos y ratificamos principios humanistas cristianos como la economía social de mercado y el capítulo económico que ha sido sustento de treinta años de crecimiento, lamentablemente interrumpido por la conflictividad política y social, así como el carnaval de cambios presidenciales anticipados.
Es un lujo para nuestro país que dos partidos históricos, con solera y prestigio hayan recobrado su inscripción oficial, perdida en el 2021 por sospechosas acciones con visos de fraude. Tengo el orgullo de ser social cristiano y a la vez ser hijo de aprista. Larga vida al PAP y al PPC.
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