Manuel Gago
De vergüenza: Perú compra aire
Compra, compra, que algo queda
Debido a la insuficiente producción de oxígeno local y para enfrentar el Covid-19 en los hospitales públicos, el ministro del sector Salud (Minsa), Víctor Zamora, anunció la importación de oxígeno. De no creer. Por la falta de prevención de las autoridades del Ejecutivo, Perú comprará a proveedores de países vecinos un recurso abundante, renovable y que no cuesta nada: aire. Haremos el ridículo. Una vez más, el Ejecutivo de Martín Vizcarra se muestra como comprador compulsivo de productos extranjeros, en lugar de promover la innovación y producción local.
Durante la época del terrorismo de Sendero Luminoso, siendo jefe de la división Minería de A. y F. Wiese S.A. –empresa comercializadora de equipos, maquinaria e insumos industriales–, instalamos un generador de oxígeno en el astillero de Iquitos. Aprendimos que la producción de oxígeno industrial y medicinal no es nada del otro mundo. Por esto, cuando se anuncia la importación de oxígeno, nos sorprende la desvinculación del Ejecutivo de los sectores productivos. Por ejemplo, numerosas plantas de oxígeno son parte del sector metal mecánico. Según la Cámara de Comercio de Lima, este sector –que utiliza oxígeno para el desarrollo de su industria– creció 14.4% entre 2017 y 2018, y las empresas metal mecánicas exportadoras crecieron en 5%. Es decir, la producción de oxígeno también se incrementó en el país. Existe capacidad instalada para producir oxígeno suficiente para atender a los pacientes con Covid-19.
En el Centro Metalúrgico La Oroya (CMLO, Junín) –paralizado por un desacuerdo entre el propietario y acreedores– una planta de oxígeno tiene capacidad para producir 309 toneladas diarias de oxígeno para uso metalúrgico. Las empresas metal mecánicas tienen sus propias plantas de oxígeno para autoabastecerse, abaratar costos y reducir su gestión logística; y esas plantas pueden operar mañana mismo. Los Servicios Industriales de la Marina (Sima) –plantas de producción en Callao, Chimbote e Iquitos– y otros astilleros en la costa peruana y de Iquitos, también tienen sus propias plantas de oxígeno. ¿Por qué, entonces, se anuncia comprar oxígeno en el extranjero sin antes convocar al sector privado que puede replantear su producción de oxígeno industrial a médico? ¿El prejuicio ideológico de los estatistas que rodean al mandatario está por encima de los intereses nacionales, dejando de lado a los innovadores nacionales?
Técnicamente es posible que una planta de oxígeno industrial produzca oxígeno de calidad médica. Depende del zeolite –absorbente natural o sintético– que se utiliza para separar las impurezas del aire. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el oxígeno médico debe tener una alta concentración, de 93%. Se ha señalado que la producción de oxígeno industrial alcanza concentraciones entre 95% y 98%. Vale señalar que en un estado de emergencia, la vida frente a la muerte depende de decisiones rápidas y correctas. En momentos de fatalidad, una galleta de agua suple con creces a un croissant. En Perú subsisten los complejos y se subestima la capacidad innovadora de la industria local, grande o pequeña.
La Armada de India diseñó un prototipo de tubería portátil, colectora de oxígeno de uso múltiple, para atender a los enfermos de Covid-19. Cinco de esos prototipos fueron visados por las autoridades médicas y entregados al país. En las próximas semanas entregarán otros 20 prototipos. Por esta y otras razones, India es un país en franco desarrollo sostenible: no titubea experimentando e implementando tecnologías propias. Aquí no se arriesga, todo se resuelve comprando fuera.
Por el desdén con que trató Vizcarra a la pandemia desde su aparición en China, en noviembre pasado, en el sistema de salud pública no hay suficientes pruebas moleculares, respiradores mecánicos, equipo de protección personal (EPP) ni oxígeno. Pero sobre todo, nunca existió una estrategia que incluya a todos los actores de la sociedad. Las Fuerzas Armadas, las iglesias y el sector privado fueron ninguneados del planeamiento contra el virus chino. Los estatistas que rodean a Vizcarra les cerraron el paso. Los estrategas de escritorio –expertos del copy page de asesorías y consultorías– plantearon soluciones al margen de la realidad peruana y con criterios controlistas y de despilfarro de las arcas del Estado. ¡Compra, compra, que algo queda!
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