Juan Sheput
Contagios: dejen de culpar a la gente
Son consecuencia del pésimo diseños de las políticas públicas
El pasado lunes una multitud se congregó en Gamarra. Desde antes del mediodía las redes sociales estuvieron muy activas, mostrando fotos y videos de miles de personas que, por diversas razones, se reunían en el conocidísimo emporio comercial. Las críticas eran abundantes, acompañadas de mensajes de desaliento de personas sinceramente afectadas por el nivel de irresponsabilidad de nuestros compatriotas. Algunos hasta deseaban los peores de los males a los comerciantes, mientras otros llamaban la atención sobre su informalidad. Pero la mayoría achacaba la culpa del incremento de contagios a esta suerte de cultura “combi” que padece nuestro país.
Pero en realidad ¿es irresponsabilidad de la gente? ¿Son culpables las personas que acuden a Gamarra, o a otros mercados, de la ola de contagios de Covid-19 que padecemos? Yo no lo veo así. Los tumultos que vemos no son la causa, sino la consecuencia de algo. Ese algo son las medidas irracionales e irreflexivas dictadas por el Gobierno (políticas públicas) diseñadas torpemente o de espaldas a la realidad. Un reciente informe de la BBC de Londres daba cuenta, según entrevistas a técnicos peruanos, que nuestros males se deben a la informalidad, a los tumultos en mercados o paraderos, a la falta de transporte público o a la cobranza de los bonos de solidaridad. Ese es un enfoque equivocado pues señalar a las consecuencias como los problemas, en lugar de apuntar a las causas que los originan.
Los tumultos son sinónimo de contagios. Eso está clarísimo. Pero ¿a qué se deben los tumultos? La gente se aglomera en los bancos preguntando cuándo les toca su bono; la causa es la ministra de Economía, que anuncia los bonos sin diseñar el proceso y sin un calendario específico. Los mercados se atiborran de gente para comprar; la causa es una cuarentena que impide las salidas por género o los encierros en casa de hasta cuatro días. Los paraderos se congestionan de gente; la causa es que se permite trabajar selectivamente en horarios estrechos, sin disponibilidad de taxis o servicio público de transporte. Se anuncia la apertura de restaurantes solo por reparto; se genera una congestión de repartidores. Se da un mensaje super confuso el día viernes; la gente queda con la sensación de que se levanta la cuarentena. El presidente recién aclara el lunes al mediodía, luego del gigantesco tumulto en Gamarra. Una vez más, ¿la culpa es de la gente?
Los tumultos de las personas –y por tanto, los contagios– son consecuencias de pésimos diseños de políticas públicas o de errores de funcionarios. Siento que la burocracia dorada que rodea al presidente se limita a copiar medidas que vienen de España u otros países, y no a diseñar políticas públicas en base a nuestra realidad. Ese es el fondo del asunto. En una sola palabra: incompetencia.
Así que dejen de echarle la culpa a la gente de la ola de contagios. De la informalidad se sabe hace mucho tiempo, de nuestra precariedad del transporte también, de nuestro desorden en los mercados igual. Lo que no se sabía, pero lo estamos comprobando dolorosamente, es el alto nivel de incompetencia del gabinete ministerial. Esa es la verdadera causa del problema.
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