Cesar Gutierrez
Concentración empresarial fósil pretende manejar política energética
Se oponen a energías renovables y quieren subsidios estatales
Hay dos proyectos de ley (PL) en el Congreso que se vienen discutiendo por lo menos hace tres años y que no gustan a la concentración empresarial de los fósiles. Uno de ellos conocido bajo el nombre de “Modificaciones a la Ley de Generación Eficiente (MLGE)” y el otro bajo el atractivo eslogan de “Masificación del Gas Natural (MGN).
Se escamotea bajo los nombres la verdadera expectativa, en el primer caso el incremento de las energías renovables (RER) en la demanda eléctrica y en el segundo, que sean los recursos estatales los que financien la expansión de redes para beneficio de los concesionarios de distribución de GN.
En primer término, quiero definir lo que llamo la “concentración empresarial fósil”. El operador dominante en la producción de GN y líquidos de gas natural (LGN), es la argentina Pluspetrol que juntamente con sus socios, gestionan el 84% de la producción de GN y LGN.
En distribución por ductos, las colombianas, Grupo Energía de Bogotá y Promigas, tienen la concesión de 9 regiones del país (Piura, Cajamarca, Lambayeque, La Libertad, Ancash, Lima Metropolitana, Lima Provincias, Callao e Ica). Las cifras son elocuentes para afirmar que existe concentración.
En cuanto al PL de MLGE, el tema central es la creación de un horario diurno (8.00 a 17.00 horas) que permitiría a las generadoras solares contratar su producción con distribuidores de electricidad y clientes libres (consumidores de más de 200 KW), hoy imposibilitados por la legislación existente. La reacción de la “concentración fósil” a través de su gremio Sociedad Peruana de Hidrocarburos, ha sido furibunda.
Se ha lanzado una catilinaria afirmando que nos perjudicaremos con el incremento de las tarifas de distribución de GN y una disminución de la recaudación de regalías para el Estado, que devendrá en menor canon para las regiones. Discrepo diametralmente del mensaje atemorizante, les sugiero revisar sus cifras.
Estamos ante una inevitable escasez de oferta de generación eléctrica de bajo costo, que se hará evidente desde el próximo año, agravándose en el 2026 y 2027, donde faltarán 1,000 megavatios (MW), incluyo en el cálculo el plan de inversiones reconocido por el operador del sistema (COES). Los termoeléctricos, no disminuirán su producción, es más, tendrán un margen de crecimiento de su capacidad no utilizada, no menor a 260 megavatios y las RER tendrán también un mercado que atender.
Como las regalías se recaudan tanto por el GN como por los LGN, hay que recordarles a los portavoces apocalípticos que para la producción de LGN se sobreexplota el GN, parte del cual es reinyectado, para eso se sobrecarga la capacidad de la planta de separación de gas y líquidos en 10%. En conclusión, el temor que se puede comprar el gobierno de menos regalías, no tiene por qué tenerlo en cuenta.
Pero la cosa no ha quedado allí, pues se nos dice que las tarifas por el uso de redes de transporte y distribución se incrementarán. Eso ocurre cuando el volumen disminuye, que como he explicado no ocurrirá, así que el fantasma de más costo en tarifas de redes tampoco existe.
Paso ahora a referirme al PL de MGN, que en términos reales se centra en la creación de un llamado mecanismo de compensación del costo del suministro de GN en regiones, tomando recursos del Fondo de Inclusión Social Energético (FISE) que en caso resulte insuficiente se creará un cargo en el transporte de GN, que al final afectará a todos en la tarifa eléctrica.
El FISE se recauda por una tasa impositiva a consumidores eléctricos y de gas licuado de petróleo (GLP) y los recursos recaudados tienen aplicación definida, hay un calce entre recaudación y uso de fondos, así que de aquí no habrá céntimo que tomar y para cumplir con la cacareada compensación, habrá cargo adicional a los consumidores.
El efecto de la medida a favor de los concesionarios de distribución sería doble: elimina a los comercializadores que son competidores e incrementarán sus ganancias. Inmediatamente fluye la pregunta ¿con qué fondos se masificará? La respuesta es una, con los recursos del tesoro público, hoy escasos, con un déficit fiscal que se desborda.
Les propongo que usemos más eficientemente el FISE y creamos inclusión energética a bajo costo en 1.79 millones de hogares que hoy cocinan con carbón o leña. Es hora de ponerle un pare a los discursos atemorizantes y demagógicos, si a la clase política no acompaña, hagamos que se sumen más voces a esta corriente de opinión.
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