Chile: la derrota de un proyecto de izquierda radical

Quien fuera primer vicepresidente de la Convención Constitucional chilena, ha declarado que “las derrotas políticas son dolorosas, pero no son definitivas”. Esta visión intenta volver sobre una cuestión trascendente que él y los demás autores y sostenedores del proyecto de constitución, rechazado abrumadoramente por los chilenos el 4 de septiembre de 2022, no han analizado racionalmente: la naturaleza de las ideas inspiradoras de dicho texto y las razones de su derrota. 

Jaime Bassa, miembro reconocido del oficialista Frente Amplio, recuerda lo que fue ese proceso y el costo que significó, consciente que ese día marcó un punto de quiebre para el gobierno de Gabriel Boric, pues su programa estaba atado a una nueva Constitución. 

 

En busca de justificaciones 

“No leímos correctamente que había intereses que se sintieron amenazados con motivo de la revuelta (de octubre de 2019) y de la Constituyente” (de 2021-2022). Ellos (los opositores de derecha) “tuvieron la fuerza suficiente para organizarse, resistir. Todavía nos falta aquilatar cómo impacta la concentración del poder económico, del capital, en el funcionamiento de una democracia liberal” (entrevista en La Tercera, 1 de septiembre de 2024)

“El ejercicio del poder político en Chile responde mucho a los modos de concentración del poder económico. Eso es algo que nosotros como Convención no aquilatamos y nos podría haber ayudado a moderar ese entusiasmo inicial. Falta que la sociedad tenga mayor claridad respecto de cómo opera el poder económico transformándose en poder político y dirigiendo las instituciones en pos de sus intereses”. Esa es la tensión que hay entre las distintas élites –la empresarial, la política– y la ciudadanía.

 

La porfía de un profeta perdido  

La argumentación está elaborada al ‘modo bassiano’, desde una perspectiva singular: “el plebiscito fue una derrota significativa…, pero no es una derrota definitiva”; enseguida agrega, “esto hay que analizarlo en un ciclo más largo. El plebiscito de 2022 tiene una centralidad importante, pero forma parte de un proceso que parte el año 2018”. En su opinión, “las demandas no murieron con el plebiscito. Aún hay demandas sociales insatisfechas y los procesos de cambio cultural tienen momentos de flujo y de reflujo”. La revisión de las estructuras sociales vigentes es un proceso que sigue abierto. “No es que la derrota de 2022 haya significado una consolidación del adversario”, es decir, de la derecha.

 

Cómo enfrentar los desafíos 

“El gran desafío está en cómo aquilatar esa reacción cultural conservadora que es un fenómeno que está pasando en el mundo. Y eso, sumado a las dificultades que supone la concentración del poder económico en Chile, es lo que explica la parte más importante de nuestra derrota”. 

Según declara: “fue una derrota política dolorosa, pero no es un resultado definitivo”. “Las ideas que representa el Frente Amplio siguen plenamente vigentes. Lo que pasa es que la irrupción de este proyecto político ha generado incomodidad, incluso una amenaza para aquellos sectores más cercanos, por ejemplo, a la renovación socialista o a quienes siguieron la Tercera Vía de los años 90. Por lo tanto, decir desde ahí que el proyecto del Frente Amplio (FA) está fracasado es una forma de expulsar las propias culpas”. 

“El proyecto político de cambio social, de justicia, que representa el FA, está plenamente vigente. Lamentablemente, el eje de la discusión política en Chile está corrido hacia la derecha”. 

 

Qué representa la nueva izquierda

“El proyecto político de Gabriel (Boric) está claramente anclado en la nueva izquierda. Es la principal diferencia que podemos ver en la crítica que se ha hecho a la transición”. “El programa de gobierno estaba pensado para la implementación de las reformas estructurales que se estaban empujando incluso antes de la Convención”. “Las demandas sociales que recogió la Convención no las inventamos. Están ahí”. Bassa arguye: “hicimos el esfuerzo por cambiar las reglas del juego de la Constitución vigente”….“no podemos desconocer que esta generación hizo un esfuerzo importante por cambiar esas reglas, por cuestionarlas”.

“No se trata de una cuestión generacional. Tampoco moral. Esta es una cuestión política”. La nueva izquierda no representa sólo a un conjunto de personas que tienen 35 años promedio. No. “Lo que la nueva izquierda representa es el anhelo de construir un proyecto político alternativo al de la concentración del poder económico y político. Y eso no es generacional”.

 

Pugna al interior de las izquierdas

Bassa al aludir a la tensión política que hay entre la nueva izquierda y la vieja izquierda respecto del modelo anti-neoliberal, señala: “hay una diferencia importante entre el proyecto ideológico que este Presidente encarna y lo que han encarnado las izquierdas anteriores”.

“Una cosa es la adscripción ideológica y una cosa distinta es cómo esas ideas pueden ser implementadas”. No se puede hacer todo al mismo tiempo. “No es una renuncia ideológica, es simplemente tomar conciencia de cuáles son las condiciones políticas e institucionales que los procesos de cambio… tienen que afrontar” (entrevista en La Tercera, 1 de septiembre de 2024). 

 

Ausencia de rigor autocrítico

Pese al despliegue ideológico expuesto con entusiasmo por el personaje en cuestión, se percibe en el desarrollo de este aburrido cuento-relato la ausencia de un reconocimiento directo y claro de aquellas posturas que tuvo como protagonista, autor -compositor e intérprete, al interior de la desquiciada Convención Constitucional. Lo que la mayoría ciudadana desea de este entrevistado que aún exuda efluvios octubristas, es que no persista en repetir esa misma cantinela basada en la misma partitura ya rechazada. Es lo que se echa de menos, para superar esta parte triste de la historia institucional del país y saber a qué atenerse.