LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Democracia y piloto automático
Ausencia de reformas favorece al radicalismo para el 2021
El desarrollo de la campaña de la segunda vuelta planteó en el imaginario del elector la disyuntiva entre democracia y temores de autoritarismo. Esto le ha permitido a PPK conseguir un empate técnico en los últimos sondeos, no obstante haber sido superado por más de veinte puntos en la primera vuelta.
Enseguida el fujimorismo comenzó a desarrollar una estrategia que busca presentar a Keiko Fujimori como la candidata social, que expresa a los de abajo, versus “el candidato de los ricos”. Los resultados todavía no se registran en los sondeos, pero de alguna manera la sensación de estancamiento y desorganización en los predios de PPK tiene que ver con la ofensiva fujimorista.
Sin embargo, al margen de las oposiciones arriba mencionadas, existe otra que, en realidad, podría resumir la grave situación que enfrenta la República: piloto automático versus reforma política e institucional. ¿A qué nos referimos? Desde la caída del fujimorato los gobiernos de Toledo, García y Humala han desarrollado el llamado “piloto automático”, que podría definirse como parasitar de las reformas económicas de los noventa y beneficiarse de los altos precios de los commodities.
En la medida en que el piloto automático dejó que las fuerzas del mercado y la iniciativa privada se desataran, la reducción de la pobreza y de la desigualdad fue asombrosa, un ejemplo para América Latina. Sin embargo, en el Perú aparecieron dos países: uno formal, conectado con la globalización, que crecía y reducía la pobreza a velocidad de crucero; y otro informal, emergente, que crecía y reducía la pobreza lentamente.
En el Perú de los últimos 25 años nadie se empobreció, pero el crecimiento y la reducción de pobreza sin Estado, en piloto automático, produjeron las grandes diferencias sociales —a nivel nacional y dentro de las propias provincias— que nos permiten hablar de dos países. En las elecciones de 2006, 2011 y 2016 estos dos países han colisionado.
¿Qué sucedería si el piloto automático continúa en el periodo 2016-2021? Todo parece indicar que las oportunidades para la democracia y la economía abierta se reducirían. No es aventurado entrever la posibilidad de un triunfo de propuestas antisistema como la de Gregorio Santos, por ejemplo. Si el crecimiento a cuentagotas continúa y las clases medias se preservan, ¿por qué el temor a una oleada radical?
La respuesta está en la historia y en la teoría. Todas las revoluciones sociales, las propuestas anticapitalistas y antisistema, más allá de sus envolturas (chavismo, marxismo, integrismo fundamentalista y otros) siempre tuvieron que ver con sociedades en crecimiento y con una alta diferenciación social, con sociedades que ingresaban a la revolución industrial sin Estado nacional y sin un sistema de derechos inclusivo.
Si en el Perú continúa el piloto automático, las nuevas clases medias sucumbirán a los discursos fáciles de la izquierda y el estatismo, que suelen plantear atajos y espejismos en el camino al desarrollo. ¿Se debe entonces mantener la oposición democracia versus autoritarismo o la contradicción entre una candidatura social y otra que representan a los ricos?
De una u otra manera ambas disyuntivas están contenidas en la oposición entre el piloto automático versus reformas políticas e institucionales. La democracia y la libertad serán derribadas si no llevamos el estado a los Andes y si no desarrollamos las reformas que nos permitan seguir creciendo a tasas altas, para seguir reduciendo la pobreza. Y no habrá estrategia social posible ni representante de los de abajo si no cancelamos el piloto automático de una vez por todas.
Víctor Andrés Ponce
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