La censura del ministro de Energía y Minas, Rómu...
Todo indica que la poderosa narrativa antiminera continúa avanzando. Días atrás, Máxima Acuña fue seleccionada como una de las 100 personalidades latinas más influyentes y “comprometidas con la acción climática" por la organización ambientalista Sachamama, con sede en Miami, Florida. Según Carlos Zegarra, director de la ONG, la activista antiminera es una "personalidad reconocida y comprometida” con el medio ambiente. Que Acuña de Chaupe obtenga otro reconocimiento, a pesar de haber mentido muchas veces, solo se debe a la ofensiva cultural marxista que se ha apropiado de los sentidos comunes.
El ranking de Sachamama –que ha sido publicado en el marco de la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del 2021 (COP 26)– pretende “fortalecer el liderazgo de la comunidad latina en (…) la lucha ambiental, la sostenibilidad y las acciones frente a la emergencia climática y ambiental que vive la humanidad”. Todo lo anterior parece una obra de buena voluntad, pero esta y otras oenegés marxistas lo que quieren es desmontar el capitalismo, ladrillo por ladrillo.
No es la primera vez que la cajamarquina Máxima Acuña de Chaupe obtiene un reconocimiento internacional. En el 2016 la “ambientalista” recibió el Premio Ambiental Goldman, que otorga todos los años la Fundación Goldman Insurance Service, con sede en San Francisco (California). Según su página web, el premio es un reconocimiento a los líderes o personalidades que “luchan por el medio ambiente”. El premio fue en ese momento de US$ 150,000. Una cifra nada despreciable.
Con este nuevo galardón la izquierda ambientalista mundial vuelve a convertir a Máxima Acuña de Chaupe en un símbolo de una lucha por la preservación del medio ambiente. Pero no lo es, ya que ella solo continúa la campaña contra la empresa minera Yanacocha, concesionaria del proyecto minero Conga, paralizado por los antimineros.
Desde que Máxima Acuña inició esta batalla contra Yanacocha, la suerte le ha sonreído. El propio Ministerio de Cultura financió en su momento el filme titulado La hija de la laguna, cuyo argumento se centraba en la “batalla” contra la “todopoderosa” compañía minera. El mencionado filme presentaba a Chaupe como una campesina casi indigente, que valerosamente defendía lo poco que tenía
Como lo hemos contado antes, existen pruebas irrefutables de que Máxima Acuña y su esposo, Carlos Chaupe, no son dueños del terreno que ocupan en Tragadero Grande, en Sorochuco (Cajamarca). Y la minera Yanacocha no pretende despojarlos de esa tierra ni abusar de su poder económico. Máxima Chaupe no es David enfrentando a un perverso Goliat.
El proyecto Conga compró dos terrenos a la comunidad de Sorochuco: el primero el 18 de enero 1996 y el segundo el 18 de noviembre de 1997. El terreno que la señora Acuña reclama como suyo (Tragadero Grande) está entre ambos terrenos comprados por Yanacocha. En una grabación pasada realizada por Grufides, la ONG que apoya a Máxima, esta reconoce la venta de terrenos que la comunidad de Sorochuco le hizo a Yanacocha; pero no reconoce que dentro de esa venta estuvo el terreno denominado Tragadero Grande. Hoy, como lo ha seguido este portal, existen pruebas de sobra de que Acuña de Chaupe miente.
Todo indica que el movimiento antiminero ha vuelto a ganar la partida. Su ofensiva cultural parece ser eficiente en tanto que los liberales y demócratas solo observamos.
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