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Evo Morales regresó al Perú, se alojó en el hotel más lujoso y más caro del Perú, y recibió todos los servicios que el Estado presta a los mandatarios visitantes. El líder del Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia llegó el mismo día en que el presidente Castillo cancelaba una reunión con Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva (BCR), en que se iba a analizar la continuidad del gran banquero en el ente emisor. Horas después, Morales participó en una reunión sindical de la Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenate), el sindicato magisterial vinculado al Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales (Movadef) y al maoísmo sindical prosenderista.
Una primera aproximación de por qué Evo Morales vuelve al país luego de dos semanas de haber participado en la ceremonia de transmisión de mando –sentado al lado de los jefes de Estado, sin que le corresponda– es que pretendería “poner orden” en medio del desmadre político que comienza a producirse en la administración Castillo. Y, de otro lado, presentar ante el mundo la imagen de que el líder boliviano es el gran timonel del proceso peruano.
Sin embargo, los conocedores de las corrientes comunistas en América Latina saben de las diferencias ideológicas entre el Movadef y todas las demás corrientes bolivarianas. El comunismo del Movadef se define marxista-leninista-maoísta-pensamiento Gonzalo, y considera que las corrientes procubanas y bolivarianas son “revisionistas y pequeñoburguesas”. Si el Movadef participa con Perú Libre en la administración Castillo es porque la estrategia comunista del frente único demanda formar alianzas contra “el estado burgués”, contra el enemigo principal, a través de la convocatoria de una constituyente.
Si bien Pedro Castillo se viste con el liqui liqui de Nicolás Maduro y Evo, diversas versiones señalan que Castillo está más cerca del Movadef que de otros sectores. De allí el reconocimiento temprano del Fenate como sindicato legal y la guerra abierta que el Ejecutivo le ha declarado a Patria Roja y al SUTEP oficial con la señalada legalización sindical. Y para nadie es un secreto que Patria Roja es una fuerza vinculada al comunismo chino moderno y con claros vínculos con el eje bolivariano.
Todo indica, entonces, que hay un entrampamiento de fondo en la administración Castillo con respecto al protagonismo de las corrientes comunistas. Si estas versiones son las correctas, entonces, el sueño progresista de separar a Castillo de Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre, es algo más grave que un delirio. La presencia de Morales en un evento del sindicalismo magisterial vinculado al Movadef puede tener una explicación: el intento de recomponer el frente único.
Sin embargo, la visita de Evo Morales en dos ocasiones en menos de 15 días comienza a ser irritante para los sectores democráticos y republicanos. De alguna manera estas visitas pretenden presentar la imagen de que el camino bolivariano está consumado en el Perú y que el líder del MAS es el gran timonel del proceso peruano. Una imagen que está por verse.
Perú Libre, las diversas corrientes comunistas y Pedro Castillo han ganado el gobierno, pero el poder sigue reposando en las instituciones republicanas que –más allá de los destrozos causados por el binomio Vizcarra-Sagasti–, han comenzado a movilizarse en defensa de la Constitución y las libertades, mientras la movilización cívica y pacífica de los ciudadanos, aumenta cada día.
En el país, entonces, las grandes batallas en defensa de las libertades recién están por librarse. Y todo indica que el avance del calendario comienza a ser adverso para el oficialismo.
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