En Cajamarca perdieron los antimineros

La izquierda antiminera ha sido ampliamente derrotada en Cajamarca, en las recientes elecciones locales y regionales. Según los resultados oficiales reportados por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) el candidato Walter Benavides, de Alianza para el Progreso (APP), obtuvo el 23.42% de los votos válidos; y Mesías Guevara, de Acción Popular (AP), 21.40%. Ambos disputarán en una segunda vuelta electoral la gobernación cajamarquina.

Perdieron los movimientos antimineros que en el 2011 bloquearon el proyecto cuprífero Conga: el Movimiento de Afirmación Social (MAS) de Gregorio Santos, que obtuvo el 18.53%; el Frente Amplio (FA) de Marco Arana (3.59%), y Democracia Directa (2.02%). Perdieron los responsables del incremento de la pobreza en la región del norte. Según la última Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), entre el 43.1% y 52.0% de cajamarquinos están afectados por la pobreza, siendo la pobreza extrema en Cajamarca una de las más altas del país: entre el 13.5% y 20.5% de la población. Se espera que esta situación sea revertida con la elección de las nuevas autoridades.

Con los resultados de Cajamarca y de otras regiones del país —excepto Puno, donde fue elegido el extremista antiminero Walter Aduviri, y Junín, con el radical Vladimir Cerrón— se estarían consolidando los partidos políticos. La población ha dejado de creer en los movimientos regionales formados en la calle, producto de las demandas populares aprovechadas por los sectores de la izquierda.

En el distrito La Encañada, donde se desarrolla el proyecto Michiquillay, ganó el candidato de APP con el 29.87% de los votos válidos. El FA y el MAS juntos lograron 3.02% de votos. ¡Derrota total para el movimiento antiminero! El candidato de Somos Perú (SP) obtuvo la segunda votación con el 28.66% de electores. Asimismo, en el distrito de Baños del Inca, SP obtuvo el 42.04% de las preferencias electorales. En Namora, AP obtuvo el 30.83% de los votos válidos. Y en distrito de Llacanora, el Frente Regional de Cajamarca, de tendencia moderada, obtuvo el 32.67% de votos.

El discurso de la izquierda, además de antiminero, es claramente antimercado y antidemocrático. Se plantea el cambio de la Constitución de 1993 que ha permitido, en 18 años, la reducción de la pobreza de la población (del 60% a 20%) y el incremento de las agroexportaciones en 800%. Asimismo, la Carta Política ha posibilitado las transferencias del canon a los gobiernos locales y regionales correspondientes. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), los presupuestos de las municipales distritales y provinciales per cápita son ahora casi 2.5 veces que el promedio nacional.

Los US$ 16,000 millones estancados en seis proyectos (Quilish, Conga, La Granja,  Shahuindo, El Galeno y Michiquillay) permitirán que Cajamarca recobre el brío que nunca debió perder. La reactivación económica con inversiones privadas deberá ser la principal tarea del gobernador que se elija en la segunda vuelta electoral; así como la promoción de las actividades agropecuarias, a las que se dedica el 55% de la Población Económicamente Activa (PEA). Cajamarca debe ser una región exportadora. Incluso el turismo moviliza a distintos sectores productivos relacionados con los emprendimientos locales.

El abstencionismo registrado en las elecciones del domingo 7 de octubre en Cajamarca (más de dos personas de diez, dejaron de votar) es el mismo que en Junín y en otras regiones. La esperanza debe volver. Una esperanza que ya tienen los jóvenes de las comunidades de La Encañada, Baños del Inca, Namora y Llacanora, donde se desarrollará el proyecto minero Michiquillay. Han defendido con dientes y uñas el proyecto cuprífero. Sus primeros resultados son la elección de las nuevas autoridades.