¡Adelanto electoral, pero solo con reformas! ¡No aceptemos el chantaje de la insurrección comunista!

Hoy, el Congreso debe iniciar la discusión sobre el adelanto general de elecciones en base a las iniciativas propuestas por el Ejecutivo y el propio Legislativo. El recorte del mandato constitucional comienza a discutirse con premura porque, de una u otra manera, algunos políticos de ambos poderes del Estado consideran que es la manera de detener el proceso insurreccional que se desarrolla en contra de la Constitución y el Estado de derecho, y que busca instalar una asamblea constituyente.

Gravísimo error de apreciación. El proceso insurreccional que alientan las corrientes comunistas y colectivistas, bajo el auspicio del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, es un plan elaborado desde el primer día de la llegada al poder del ahora presidiario Pedro Castillo. El ataque a más de 12 comisarías que ya deja más de 200 policías heridos, las muertes lamentables de 8 peruanos, el intento de estrangular el abastecimiento de las ciudades, la intención de destruir aeropuertos, los planes de atacar la infraestructura energética e hídrica del país, es el resultado de un prolijo planeamiento que busca organizar un poder soviético en el país. Para la plataforma radical que solicita la renuncia de Dina Boluarte, el cierre del Congreso y el adelanto general de elecciones solo son envolturas que ocultan la verdadera estrategia de poder. 

Se podría adelantar las elecciones para ayer, pero solo echará más combustible y leña a la hoguera insurreccional. Los peruanos y los políticos deberían entender que si queremos salvar la república y las libertades, la lucha contra el comunismo será larga y prolongada. No nos cabe la menor duda de que el Estado de derecho, la Constitución y la ley prevalecerán sobre la actual insurrección, pero la ofensiva radical y colectivista proseguirá de diversas maneras, tal como sucede en Chile, Colombia y Bolivia.

Por todas estas consideraciones, los congresistas del Perú deberían iniciar la discusión de la reforma constitucional para adelantar las elecciones sin considerar la presión de los cerca de 10,000 activistas, organizados en vanguardias, que han vandalizado la economía y la infraestructura de la sociedad.

En ese sentido, el adelanto del cronograma electoral debe hacerse porque es necesario restablecer la plena legitimidad de las instituciones nacionales luego del desgobierno y destrucción nacional de Castillo. Sin embargo, se debe entender que solo desmontando las reformas institucionales y políticas promovidas por la administración Vizcarra estaremos en condiciones de evitar nuevamente el bloqueo institucional que representó la elección de Castillo, el peor candidato de la historia republicana, el menos preparado y con claros vínculos con el maoísmo senderista.

En ese contexto, no puede haber adelanto electoral si no se aborda la posibilidad crear un Senado que ayude a restablecer el equilibrio, que suele alterar la unicameralidad en momentos de crisis políticas. Asimismo, los temas de la disolución del Legislativo y la vacancia presidencial deberían ser precisados en la Carta Política para evitar el bloqueo institucional que el Perú experimentó desde el cierre inconstitucional del Congreso en septiembre del 2019.

Por otro lado, se debe eliminar la perversa prohibición de la reelección de parlamentarios que impide la creación y desarrollo de una clase política experimentada, capaz de poner por delante los grandes problemas de la gobernabilidad de cualquier república. Finalmente, se deben desarrollar ajustes al sistema electoral para superar los cuestionamientos que se presentaron en las elecciones pasadas.

Cualquier reforma constitucional que recorte el mandato de los poderes soberanos (Ejecutivo y Legislativo) debería estar supeditada a desmontar el sistema institucional que nos llevó a la tragedia nacional de la elección de Pedro Castillo.