El Perú volverá a perder una nueva oportunidad de enganc...
El gobierno de Pedro Castillo, mediante el Decreto Supremo Nº 014-2021-Minedu, ha declarado en emergencia la educación peruana. El Plan de Emergencia Educativa plantea el fortalecimiento de las condiciones laborales “promoviendo la mejora de la carrera pública magisterial”. Veamos.
Durante la huelga magisterial de 2017 el ahora presidente Castillo, por entonces dirigente de una facción del magisterio –Comité Nacional de Lucha y Reconstrucción (Conare) SUTEP– proponía derogar la Ley de Reforma Magisterial (Ley Nº 29944). La señalada ley establece la meritocracia como eje de la carrera magisterial.
La facción sindical de Castillo, recientemente reconocida como sindicato del magisterio –Federación Nacional de Trabajadores de la Educación del Perú (Fenate)–, en proceso a convertirse en el partido político del magisterio (y del mandatario), defiende a rajatabla la estabilidad laboral al margen de los méritos de los profesores y de las evaluaciones programadas por el Ministerio de Educación (Minedu). En otras palabras, da prioridad a la estabilidad del maestro y no a una mejor educación para los niños pobres.
En la convención nacional de febrero de 2017, antes de la huelga de ese año (que duró más de 50 días), los profesores del Conare acordaron luchar por la derogatoria de la Ley de Reforma Magisterial. Este acuerdo se asumió después de que el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales (Movadef), brazo político de Sendero Luminoso, decidiera apoyar al profesor Castillo en la lucha contra la meritocracia en la carrera pública.
Es evidente entonces que el Fenate se opone radicalmente a la carrera docente y la meritocracia. Este movimiento sindical ha sido la columna vertebral del marxismo radical durante las huelgas lideradas por el ahora presidente de la República.
La Ley de Reforma Magisterial es atacada desde hace más de 15 años por reducidos grupos de profesores altamente ideologizados y vinculados al maoísmo. Señalan que las evaluaciones sirven para los despidos masivos de profesores. Y no es así. La mayor parte de docentes asiste a los cursos de capacitación y a las evaluaciones de nombramiento y ascenso organizadas por el Minedu.
Durante la campaña electoral, el compromiso de Castillo con los profesores fue acabar con la meritocracia y garantizar la estabilidad absoluta en la carrera magisterial. El Plan de Emergencia Educativa sirve para enmascarar el propósito de acabar con la carrera docente y utilizar al magisterio como una herramienta de adoctrinamiento comunista.
La propuesta educativa de Perú Libre contiene seis ejes, entre ellos el de descentralización. Por ejemplo, durante la gestión de Vladimir Cerrón, como gobernador regional de Junín, anunció un Nuevo Diseño Curricular Regional, instando a los profesores a acatarlo y defenderlo. Cerrón intentó imponer un nuevo currículo educativo con contenidos históricos y sociales distintos a la realidad. Por ejemplo, se señalaba que Sendero Luminoso reivindicaba demandas sociales, y no que desarrollaba acciones terroristas. Claramente, adoctrinamiento marxista en los colegios.
Que no nos llame la atención que el propósito soterrado del Plan de Emergencia Educativo de Castillo es conducir a los niños de la escuela pública hacia los ideales comunistas, sociedades cerradas y nacionalistas, en lugar de convertirlos en librepensadores, abiertos al mundo y sus posibilidades.
No es entonces, la primera vez que se pretende introducir en la educación peruana ideales contrarios a la gran mayoría de peruanos. El ideario de Perú Libre considera nuevos currículos nacionales, regionales y locales. La coartada es la formación de ciudadanos solidarios y dignos. Sin embargo, el propósito rector es un nuevo currículo “revolucionario que descolonice la cultura, la historia y la ciencia”.
¡Alerta! Los colegios están a punto de convertirse en semilleros comunistas. ¡A defender la educación de nuestros niños!
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