A los países occidentales alcanzar el desarrollo, a travé...
En la región Cajamarca, desde hace años, la izquierda comunista ha puesto en marcha una bien montada estrategia de adoctrinamiento en la educación pública; sobre todo en algunas zonas, como Bambamarca, Chota o Hualgayoc. Si uno visita algunas instituciones educativas de Bambamarca –por ejemplo, el Colegio San Carlos– llegará a la conclusión de que la izquierda local desarrolla la estrategia de adoctrinamiento marxista en las aulas escolares de manera frontal y directa. Las evidencias son las decenas de placas recordatorias de las diversas promociones que se distribuyen en las paredes de la institución educativa.
Las tres promociones secundarias del año 1999 del Colegio San Carlos se llaman «Ernesto “Che” Guevara»; la promoción del año 1993 lleva como título «José Carlos Mariátegui»; la de 1994 «Carlos Malpica»; las promociones de 2006 y 2001 también se llaman «Ernesto “Che” Guevara»; la de 1977, «Mao Tse Tung»; las del 2016, 2017, 1992 llevan por título «Javier Heraud»; la de 1984, «Horacio Zevallos»; y la de 1985, «Karl Marx». Es evidente, entonces, que las figuras admiradas por los profesores y autoridades educativas pertenecen a las tradiciones del comunismo más ortodoxo.
El Perú entero debe enterarse, pues, que en algunas regiones del país el sindicalismo comunista extremista ha convertido a la educación en la caja de resonancia de las ideologías de las figuras más icónicas del comunismo, no obstante que esta ideología tiene las manos ensangrentadas con más de 150 millones de muertos.
De allí entonces las actitudes de rechazo a la inversión privada de una parte de la sociedad civil en la región cajamarquina, y la persistente y radical oposición a proyectos mineros que cumplan con todos los estándares sociales y ambientales más estrictos. Desde las aulas se demoniza al capitalismo, los ideales republicanos, la democracia y la tolerancia política.
La instrumentalización de la educación de parte de las corrientes comunistas ortodoxas no es ninguna novedad en el Perú. Durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, las corrientes maoístas tomaron el control de la mayoría de los tercios estudiantiles de la universidad pública. El caso de la Universidad de Huamanga, donde surgió Sendero Luminoso, es paradigmático al respecto.
Desde el control de las universidades, las corrientes maoístas se expandieron al magisterio y tomaron el control del sindicato de los profesores. Las aulas de la escuela pública entonces se convirtieron en centros de adoctrinamiento comunista. De allí que nunca será exagerado sostener que el terror que desató Sendero Luminoso en contra del Perú, sobre todo fue un terror que perpetraron maestros y estudiantes. Impresionante desde cualquier ángulo de análisis.
Recientemente, Vladimir Cerrón, cuando fue gobernador de la región Junín, intentó implementar una reforma del currículo basado en la ortodoxia comunista. Las corrientes colectivistas y comunistas, pues, tienen una especial obsesión por el control de la educación, porque el adoctrinamiento de las nuevas generaciones es un objetivo para implementar un proyecto totalitario en cualquier sociedad.
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