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El ministro de Economía, Pedro Francke, acaba de anunciar que la ratificación de Julio Velarde al frente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) recién se definiría entre septiembre y octubre. Todos los observadores entendieron que el asunto estaba en evaluación, porque el Ejecutivo todavía no ha definido los directores para el ente emisor.
En este contexto surge la inevitable pregunta, ¿por qué un gobierno haría largas para ratificar al frente del BCRP a Julio Velarde, considerado uno de los mejores banqueros del planeta? ¿Por qué un Ejecutivo se pondría a evaluar la continuidad del actual presidente del banco central que ha colocado al Perú como uno de los mejores países del mundo en control de la inflación y estabilidad monetaria? ¿Acaso se necesita evaluar entre la excelencia y un mundo por conocer?
Al margen de cualquier buena intención de Francke, en este portal creemos que, en la administración Castillo no hay mucho interés en mantener a Velarde al frente del BCRP. ¿Por qué? Porque sería mantener una de las columnas vertebrales del modelo económico de las últimas tres décadas y uno de los diques de contención más importantes en contra del Estado empresario, el gasto social indiscriminado y, finalmente, todas las políticas populistas.
Como todos sabemos, la Constitución establece que la principal finalidad del BCRP es mantener la estabilidad monetaria del país. Con ese objeto la entidad emisora desarrolla metas claras de inflación, metas que se han cumplido a cabalidad con la gestión de Velarde, a tal extremo que el Perú se convirtió en una estrella planetaria.
Sin embargo, el control de la estabilidad monetaria convierte al BCRP en uno de los principales diques de contención del llamado estado empresario, de los gastos sociales indiscriminados y, finalmente, de todas las políticas populistas. ¿Por qué? El artículo 84 de la Constitución establece que las funciones del banco central son “regular la moneda y el crédito del sistema financiero, administrar las reservas internacionales a su cargo… El Banco está prohibido de conceder financiamiento al erario, salvo la compra en el mercado secundario de valores emitidos por el Tesoro Público dentro del límite que señala su ley orgánica”.
¿Qué significa la prohibición de conceder financiamiento al erario público? Es la consagración del BCRP como una entidad autónoma de los gobiernos de turno; y por lo tanto, la clásica maquinita para emitir moneda sin respaldo no funciona bajo la Constitución de 1993. Sí funcionó en el Perú de los ochenta, y funciona hoy en día en la tragedia venezolana.
Al respecto, vale recordar que, en los años ochenta en el Perú existían más de 200 empresas estatales con una planilla que, simplemente, quebró al Estado. El gasto estatal en estas clientelas era de tal envergadura que cualquier ingreso del fisco se destinaba a pago de sueldos. El déficit descomunal obligó a emitir billetes, y en el Perú se desencadenó una de las hiperinflaciones más dramáticas de la historia. Con la Constitución de 1993 y la consagración constitucional de la autonomía del BCRP la tragedia económica cambió para siempre. Con Julio Velarde el nivel de excelencia del ente emisor llegó a niveles superlativos.
Todas las corrientes comunistas en América Latina, particularmente en Perú y en Chile (proceso constituyente) suelen enfilar contra la autonomía institucional de los bancos centrales. La izquierda comunista y Perú Libre no ocultaron su intención de desmontar la autonomía del BCRP. Por todas estas consideraciones, hoy más que nunca el Perú debe cerrar filas en la defensa de su banco central. ¡No hay otra manera de defender la libertad!
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