Se enfrían las agroexportaciones

Un reporte de la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración (Sunat) señala que, entre enero y abril 2019, las exportaciones del sector agropecuario —de US%1,819 millones, 42.7% del total de las exportaciones no tradicionales— no se expandieron como se esperaba. Únicamente representaron un crecimiento de 4.4% respecto al mismo periodo de 2018. De acuerdo al mismo reporte de la Sunat, los envíos a la Unión Europea (UE) cayeron en 5.9%. Un resultado bastante negativo considerando que, en el mismo periodo en 2018, las exportaciones a la UE crecieron en 30%. En este periodo se realizaron 128 envíos. Entre los principales a Estados Unidos (US$ 550 millones de envíos), Países Bajos (US$ 309 millones), España (US$ 112 millones), Ecuador (US$ 93 millones) y Reino Unido (US$ 64 millones). 

Es evidente que comenzamos a contemplar el resultado de la desaceleración de la economía nacional debido al enfrentamiento político generado por el Ejecutivo y la indolencia del Congreso, que se resiste a ampliar la vigencia de la Ley N° 27360, también llamada Ley de Promoción Agraria, una norma fundamental para seguir promoviendo la inversiones agroindustriales que se generan y existen en el mediano plazo.

Como todos sabemos, los proyectos agroindustriales requieren estabilidad tributaria y un sistema laboral que recoja la estacionalidad de los cultivos. Es imposible imaginar inversiones en alta intensidad de capital con el sistema de contratación laboral general, en que los costos para contratar y despedir destruyen la competitividad de las empresas. Colombia, país vecino, acaba de aprobar una ley de promoción agraria muy parecida al modelo peruano y ya ha trascendido que diversos capitales nacionales comienzan a analizar la posibilidad de las inversiones en Colombia ante la incertidumbre en el Perú.

Si a estos hechos le sumamos la indiferencia del Ejecutivo en la promoción de proyectos hídricos —como Majes y Paltiture en el sur— y el enfriamiento del acuerdo de afianzamiento hídrico entre Ica y Huancavelica, el panorama de la agricultura comienza a ponerse sombrío. La urgencia de los señalados proyectos hídricos tiene que ver con la posibilidad de ampliar la frontera agroindustrial mediante inversiones de alta intensidad de capital.

Roque Benavides, ex presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) ha señalado que la única manera de retomar el crecimiento económico es mediante inversiones públicas y privadas. Según Benavides es necesario poner en valor los recursos naturales para salir adelante. Asimismo, retomar las reformas económica y laboral para no perder el ritmo de crecimiento económico que exitosamente el país ha experimentado en los últimos años. 

En este contexto de enfriamiento de las exportaciones, llamó la atención que en el publicitado pleno agrario del Congreso de la República solo se haya discutido proyectos de ley relacionados con más participación del Estado en la actividades agrarias vinculadas al minifundio. El Congreso parece desentenderse de las actividades que han contribuido enormemente a la disminución de la pobreza en los lugares donde se desarrolla la agricultura a gran escala y de exportación. Según Apoyo Consultoría, la pobreza en la costa norte se redujo de 67% de la población a 19%, entre el 2004 y el 2017. El presidente Vizcarra debería tomar nota de esta terrible situación y dedicarse a gobernar.