Los proyectos antisistema en el Perú, incuestionablemente, se p...
Se ha conocido que ha sido desplazado del segundo lugar como mayor productor de cobre del mundo en 2023, y que ese lugar lo ocupa ahora la República del Congo, que produjo 2.8 millones de toneladas métricas de cobre (TMC), mientras que el Perú solo produjo 2.5 millones de TMC. Esto es una expresión más de los problemas políticos y sociales que comienzan a bloquear la economía peruana y desatar tendencias recesivas y al bajo crecimiento.
No nos sorprenden estos resultados porque la minería peruana, especialmente la de cobre, está enfrentando actualmente varios y muy serios problemas. Para empezar, las leyendas y mentiras que los antimineros y progresistas han difundido en gran parte de las poblaciones de las zonas de influencia de los proyectos mineros; narrativas y fábulas ambientalistas que señalan que la inversión en recursos naturales amenaza los recursos hídricos destinados al consumo humano y la agricultura. Con estas mentiras como pretexto, se han detenido grandes proyectos cupríferos como Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca.
Si el proyecto Conga en Cajamarca estuviese en ejecución, junto a otros como La Granja, el Galeno, Michiquillay (que conforman el llamado “cinturón de cobre del norte”), el Perú estaría creciendo sobre el 5% anual, la pobreza habría descendido debajo del 15% de la población y la sociedad se habría consolidado como una de mayoría de clases medias. Solo las minas mencionadas aportarían un millón de toneladas métricas de cobre anuales, y la producción del Perú se elevaría hasta casi cuatro millones de TMC, superando ampliamente a la de Congo.
Al problema de la ideología antiminera se ha sumado en los últimos meses el de la minería ilegal, que se desarrolla con el asalto y las invasiones a las concesiones en exploración y explotación de la minería moderna. El más claro ejemplo se da en la provincia de Pataz, en la región Libertad, de donde en menos de seis meses han salido 3,417 volquetes cargados de mineral cobre, y todos pertenecientes a la minería ilegal. Y esto se produce en paralelo con una serie de atentados de estos ilegales en contra las empresas mineras formales que operan en la zona (minera Poderosa, Aurífera Retama y Horizonte), que han derribado 15 torres eléctricas y ocasionado numerosas pérdidas humanas.
Otra muestra de esta amenaza de la minería ilegal se produjo hace pocas semanas, cuando la policía detuvo a cuatro mineros ilegales en el puente Challhuahuacho, provincia de Cotabambas (región Apurímac), que trasladaban volquetes con 60 toneladas de cobre puro, que se valoran en más de S/ 3 millones. Desde inicios de este año en esta zona (el llamado “corredor vial del sur”, donde se produce el 40% del cobre nacional) se han multiplicado las invasiones de los mineros ilegales a las concesiones de la minería moderna. Así, las concesiones de las minas Constancia, Antapaccay y Las Bambas están siendo amenazadas por la minería ilegal.
La inversión minera constituye un componente vital en el panorama económico del Perú, pues el país cuenta con un portafolio de inversiones que supera los US$ 53,000 millones en proyectos mineros en diversas etapas de desarrollo. En estos momentos de crisis política y económica, el Ejecutivo debe restablecer el Estado de derecho en las regiones mineras y relanzar las inversiones en recursos naturales.
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