¿Resucita el velasquismo agrario?

Se pretende acabar con el mercado libre de tierras

La campaña contra la libertad económica que suele desarrollar la izquierda no solo desinforma sobre la importancia de la explotación de los recursos naturales, sino que esconde algo decisivo: que el modelo ha permitido el regreso del capital al campo, a la agricultura en sus diversas escalas.

En su afán de bloquear la revolución agraria que experimenta el Perú se pretende acabar con el mercado libre de tierras. En el Congreso, cada cierto tiempo, de acuerdo a las coyunturas y ahora con el inicio de la campaña electoral, se intenta resucitar proyectos que establecen límites a la extensión de las tierras agrícolas. Las iniciativas van desde limitar a 10 mil hectáreas en la costa, 5 mil en la sierra y 20 mil en la selva. Los números varían en las propuestas, pero la filosofía es la misma.

El principal argumento de los “revolucionarios agrarios” es evitar el regreso de “los barones del azúcar”. ¿Locura, ignorancia, ideología? La Constitución de 1993 liberalizó el mercado de tierras en el Perú y posibilitó el regreso de la gran inversión, sobre todo, en el azúcar. Las leyes nacionales, internacionales y los mercados mundiales, obligan a que las grandes inversiones se desarrollen a través de sociedades anónimas, ¿no es verdad? Diversas empresas agrarias tienen hoy a decenas, centenas de accionistas, que nos permiten hablar de que al lado de la gran inversión ha surgido un capitalismo popular de accionariado difundido. Muchos accionistas incluso son ex cooperativistas que capitalizaron sus respectivas deudas sociales.

Pero no solo se trata de eso. Por primera vez en nuestra historia republicana ha surgido una capa de trabajadores, empleados y profesionales del campo con plenos derechos laborales y sociales reconocidos. Es decir, una nueva clase media agraria que explica, por ejemplo, la bonanza que han alcanzado Trujillo, Chiclayo, Ica y otras ciudades del país. ¿Qué locura puede tratar de detener el proceso virtuoso que ha desencadenado el mercado libre de tierras?

No se dan cuenta de que ya no hay barones, ni familias que concentran la propiedad, sino corporaciones que listan en las Bolsas, que reconocen derechos a sus trabajadores y que cuentan con decenas de socios minoritarios. ¿De qué están hablando nuestros desorientados padres de la Patria?

Intentar limitar la extensión de la propiedad agraria es hacerle un guiño al velasquismo que hundió el campo con la fracasada reforma agraria. Pero eso no es todo. Si ingresamos al terreno en que pretenden debatir los congresistas, ni siquiera la realidad ni las cifras los respaldan. En el último Censo Agropecuario del 2012, más del 80% del total de propiedades agrarias son unidades menores a 5 hectáreas. ¿Dónde está la concentración? Más bien se debe hablar de una tendencia al minifundio, a la fragmentación en el agro.

Cualquiera sea el ángulo que se plantee es evidente que no hay un solo argumento a favor del regreso de algunos tics velasquistas. Si después de la ley que “ordena” que Petroperú administre el Lote 192 en contra de la opinión del propio directorio de la referida empresa, el Congreso persiste en liquidar de a pocos el marco legal que permitió el crecimiento y reducción de pobreza del 60% de la población a solo 22% en los últimos 25 años, entonces, estamos notificados: los congresistas están en campaña y les importa un comino seguir reduciendo pobreza.