Luego de las celebraciones de la Batalla de Ayacucho, para cualquier p...
El Banco Central de Reserva acaba de informar que la inversión privada cayó 0.5% en el Perú en el 2022, sobre todo por el descenso de 5.5% de la inversión minera. La tragedia del Gobierno de Pedro Castillo en una de sus más devastadoras expresiones. Vale recordar que la inversión minera cae no obstante que en el primer semestre del 2022 los precios de los minerales alcanzaron récords históricos, sobre todo del cobre. Y vale recordar también que el Perú es el segundo productor mundial de este metal.
La inversión privada es la columna central del modelo económico que, durante tres décadas, ha triplicado el PBI y logró reducir la pobreza del 60% de la población a solo 20% antes de la pandemia. Del total de lo invertido en el Perú, el 80% corresponde a la inversión privada; y antes del 2014 esta solía crecer por encima de dos dígitos. Hoy cae 0.5%.
Para entender la importancia de este factor en la economía vale recordar que la inversión privada es la fuente del empleo, del consumo privado y las exportaciones. Si el Perú creció 2.67% en el 2022 se explica porque los fundamentos macroeconómicos no se han tocado y han permitido que el consumo privado y las exportaciones prosigan creciendo inercialmente, gracias a las inversiones de las últimas décadas. Sin embargo, si la inversión privada sigue cayendo la inercia del crecimiento se acabará y el Perú avizorará la recesión y la tendencia al aumento general de pobreza.
El sector privado es la columna que ha permitido mantener el Perú y la peruanidad a flote no obstante el fracaso de los políticos, el deterioro institucional y la feroz insurrección bolivariana en contra del Estado de derecho en el Perú. El sector privado representa el 80% de los ingresos totales del Estado, provee más del 80% del empleo y suma más del 80% del total de las inversiones en el Perú.
El Perú, entonces, para defender su Estado de derecho y mantener las libertades necesita relanzar el crecimiento y seguir reduciendo la pobreza como una garantía de gobernabilidad y paz social. Diversos estudios e investigaciones señalan que para reducir la pobreza (hoy sobre el 25% de la población) el país necesita crecer por lo menos sobre el 4% del PBI.
Sucede que un punto de crecimiento del PBI genera alrededor de 90,000 empleos y que cerca de 300,000 jóvenes se incorporan a la economía nacional cada año. Por lo tanto, solo para absorber esa nueva demanda de empleo y evitar que aumente el desempleo y la pobreza se requiere crecer por lo menos en alrededor del 4%.
Ahora bien, ¿por qué no crece la inversión privada en el Perú? Es evidente que el Gobierno de Pedro Castillo significó una verdadera explosión nuclear contra las posibilidades de seguir sumando nuevas inversiones. ¿Qué inversionista o empresa podría invertir el Perú si el jefe de Estado anuncia que se va a cambiar todo el régimen institucional y económico mediante la instalación de una asamblea constituyente?
Sin embargo, es hora de entender que en la base de estos gigantescos equívocos en la sociedad están las narrativas construidas a lo largo de décadas sobre cómo se crea la riqueza en la sociedad. Los sectores de izquierda han sido muy eficientes en el desarrollo de la idea acerca de que los trabajadores crean la riqueza, mientras que los empresarios se dedican a extraer la plusvalía; es decir, a robar a los trabajadores. Si las cosas fuesen así, los países en donde se produjeron masivas expropiaciones para crear empresas estatales habrían triunfado creando riqueza. Todos sabemos que los países estatistas, colectivistas, solo se convirtieron en las mayores fábricas de pobreza de la humanidad.
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