Recuperar el Estado de derecho en Las Bambas para conseguir nuevas inversiones

Luego de dos meses de bloqueo en el corredor minero del sur, Las Bambas, una de las diez minas de cobre más grande del planeta, volvió a enviar decenas de camiones cargados de cobre al puerto de Matarani. Sin embargo, el futuro de la minería y de Las Bambas se convierte en una gran interrogante si es que no existe la voluntad política de restablecer el Estado de derecho en las áreas mineras.

Las Bambas tiene una proyección anual de producción de 400,000 toneladas métricas de cobre (TMC). No obstante, en el 2022 –con un primer semestre en que los precios del metal rojo alcanzaron récords históricos– Las Bambas apenas produjo 240,000 TMC. Cualquier observador se preguntaría, ¿cómo es posible semejante barbarie? ¿Acaso se ha producido la invasión de un ejército enemigo que ha paralizado la producción?

Sucede que, desde el inicio de las operaciones, Las Bambas acumula más de 580 días de bloqueos del corredor vial del sur, que impidieron a la mina trasladar el mineral al puerto. Sin embargo, no solo se trata de las interrupciones del corredor vial que desarrollan algunas decenas de violentistas radicales, sino también de asaltos y ataques a los campamentos mineros. El año pasado unas decenas de pobladores de la comunidad Huancuire invadieron el tajo Chalcobamba que debe reemplazar en explotación y producción al tajo Ferrobamba (en operaciones desde el inicio del proyecto). 

Según diversas proyecciones la invasión del tajo Chalcobamba reduce en 40% las proyecciones de producción de Las Bambas. En otras palabras, una de las diez minas de cobre más grande del mundo debe reducir sus proyecciones de producción en alrededor de 140,000 TMC porque unas decenas de radicales antimineros, alentados y apoyados por unas oenegés de izquierda, han invadido una concesión respaldada por la Constitución, las leyes nacionales y los tratados internacionales. De esta manera, Las Bambas reduce sus proyecciones de producción de 400,000 TMC a menos de 250,000 TMC.

Lo sorprendente de esta barbarie económica y social contra Las Bambas es que el Ministerio Público y el Poder Judicial no se atreven a tomar cartas en el asunto, identificar a los invasores y procesarlos de acuerdo a la Constitución y la ley. Y lo más grave de todo: los invasores de Huancuire han comenzado a desarrollar minería ilegal, según se registra una intervención de la Fiscalía y la policía nacional del Perú (PNP).

La importancia de Las Bambas para la región Apurímac y el Perú está fuera de duda. La mencionada megamina representa el 1% del PBI, el 9% del PBI minero y el 75% de los ingresos de la región Apurímac. Si las cosas siguen así, es imposible imaginar nuevas inversiones en cobre en el país, no obstante la demanda mundial del metal rojo y pese a que el Perú es el país con las terceras mayores reservas de cobre del planeta.

Si no se recupera Las Bambas para los apurimeños y el Perú, el futuro minero del país no existe. No existe un solo argumento racional que justifique los sistemáticos bloqueos al corredor vial que impiden trasladar el mineral al puerto. Igualmente, tampoco existe justificación para la invasión del tajo porque, durante tres años, se desarrollaron consultas y procedimientos de acuerdo a lo establecido en la ley y a las disposiciones del Ministerio de Energía y Minas para que Chalcobamba entre en funciones.

El argumento de “pueblos excluidos” que reclaman a la mina tampoco es real: estudios de abogados promueven la conflictividad para extorsionar a la empresa y desarrollar una estrategia rentista. Asimismo, oenegés de izquierda, financiadas por especuladores mundiales de cobre y los competidores del Perú en el metal rojo, buscan detener la producción del Perú para favorecer intereses extranjeros. Por cada libra menos de cobre nacional, los especuladores aumentan sus ganancias en las bolsas mundiales.

Por estas consideraciones, si no recuperamos el Estado de derecho no hay futuro para la minería nacional.