Otros milagros como Las Bambas

Proyectos mineros en el sur andino como palanca de progreso

¿Qué peruano de buena voluntad podría negar el milagro Las Bambas? ¿Qué peruano que quiera el desarrollo y el progreso podría negar el impacto en la mejora de la calidad de vida de los apurimeños gracias a la minería moderna? Creemos que ninguno. Sin embargo hay un sector minoritario de peruanos que —con el objetivo de arrastrarnos hacia el estatismo de viejo cuño— bloquea y paraliza de forma violenta algunos importantes proyectos mineros. En el sur minero hay otros “milagro Las Bambas” que podrían hacerse realidad, otros proyectos que generarían desarrollo, crecimiento económico y progreso para las familias del sur andino.

Según una reciente publicación del Ministerio de Energía y Minas (Minem) el Perú tiene una cartera de proyectos esperando hacia el 2018 que llegaría a representar alrededor de US$ 45,596 millones. La buena nueva para el sur del país es que la mayoría de los proyectos corresponden a esa zona. Son 28 proyectos mineros —ubicados entre Apurímac, Ica, Moquegua, Arequipa, Tacna, Cusco y Puno— cuyo valor que representa ¡US$ 27,575 millones! La región Apurímac es la que tiene mayores proyectos en cartera, con un monto de US$ 9,713 millones en seis proyectos.

Ahora bien, es fácil imaginar el impacto en los hogares surandinos si estos proyectos mineros se ejecutan. De allí que resulte incomprensible que algunos sectores radicales de izquierda apelan a la violencia para paralizar estos proyectos que podrían funcionar como una palanca de desarrollo en las regiones del sur andino, históricamente olvidadas por el Estado. Por ejemplo, la ejecución del proyecto Las Bambas no solo ha generado un retroceso sin igual de la pobreza en Apurímac —de 60% a 39%; es decir, más de 20 puntos porcentuales—, sino que además ha creado un círculo virtuoso local de empleo y comercio. Allí donde hasta hace quince años el trueque era la forma de comercio hoy la ejecución del proyectos minero ha permitido que las familias de Challhuahuacho y Fuerabamba tengan una calidad de vida de clase media. Solo en Fuerabamba la inversión social histórica es, en promedio, de US$ 50 millones.

Pero otros “milagros Las Bambas” podrían surgir en la región Arequipa, donde la inversión estimada sería de US$ 4,962 millones, compartida en cinco proyectos, entre los que destacan Pampa de Pongo (US$ 1,500 millones) y Tía María (US$ 1,400 millones). Ica (US$ 2,483 millones) —con la ampliación de Marcona por un monto de US$ 1,500 millones—, Puno (US$ 1,380 millones), Tacna (US$ 1,200 millones, por la ampliación de Toquepala), Cusco (US$ 956 millones) y Huancavelica (US $706 millones) completan el monto total de inversión en el sur peruano.

La ideología del estatismo de izquierda se opone radicalmente a que estos proyectos se ejecuten. Hoy la minería moderna representa casi el 14% del Producto Bruto Interno (PBI) y entre el 55% y el 60% de las exportaciones nacionales. Es decir, un motor de crecimiento innegable para nuestro país. No obstante en el Perú parece que no todos desean que el desarrollo y el progreso lleguen a los más pobres. Así estamos.