El Perú, en términos institucionales y económicos...
Así como el sector minero participa activamente en la lucha contra el coronavirus –haciendo pruebas de detección de contagio a sus trabajadores y familiares, y asistiendo a los poblados de las zonas de influencia minera–, así también la agroindustria desarrolla labores sociales y de prevención sanitaria. Las empresas agroexportadoras han organizado la entrega de alimentos a los pobladores más necesitados en 10 departamentos.
Contra los señalamientos de los colectivistas y comunistas –acerca de que los sectores ricos no hacen “absolutamente” nada por los pobres durante la cuarentena– 40 empresas agroexportadoras donaron cerca de US$ 400,000 al Fondo de Emergencia organizado por la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep). El fondo consiste en bienes, servicios y dinero destinado a la asistencia pública de salud, medicamentos y equipos relacionados contra la pandemia.
Del mismo modo, en las zonas rurales, los agroindustriales grandes y pequeños entregaron agua envasada y combustible para los camiones cisterna que distribuyen agua entre la población. En los lugares públicos de muchos centros poblados se han instalado módulos de lavado de manos, con sus respectivos tanques de agua. Además las empresas agrarias, agrupadas en la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), donaron al Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) 15,000 mascarillas.
Asimismo, las empresas agroexportadoras –que en un 78% son pequeñas empresas– han transportado en sus vehículos a personal médico y les han suministrado mascarillas, mandiles, lentes, botas de plástico, entre otros artículos de protección personal. También han entregado equipos médicos a las autoridades correspondientes de cada lugar. La colaboración es total: los trabajadores de las agroindustrias realizan tareas de fumigación y desinfección de centros de salud, comisarías y calles en los 10 departamentos donde operan. Respuestas inmediatas, sin necesidad de mandatos oficiales de ninguna clase.
Desde el primer momento los actos de solidaridad y de responsabilidad social se multiplicaron. En primera línea de la solidaridad están los productores de uvas, mangos, cítricos, granadas, banano orgánico, paltas, arándanos, espárragos, cacao y de otras 600 variedades de frutas y hortalizas. Es decir, a falta de Estado que cumpla sus responsabilidades, las zonas rurales son atendidas por las inversiones privadas durante la cuarentena.
Gabriel Amaro, director ejecutivo de AGAP, ha señalado que así como la principal preocupación de los exportadores es cumplir al milímetro con los protocolos fitosanitarios de exportación, así también la responsabilidad de hoy es asegurar el bienestar de los trabajadores y sus familias. “Estamos apoyando con nuestros recursos al personal médico y policial en la tarea de controlar la propagación de esta pandemia”, ha señalado Amaro.
Pese a las restricciones de tránsito y aislamiento de las operaciones, las actividades de siembra, mantenimiento y cosecha continúan en el campo. Contra todos los pronósticos fatalistas y restricciones provocados por la pandemia del coronavirus, se estima –por ejemplo– que la exportación de palta superará las 39,000 toneladas del 2019. Recientemente, Corea del Sur aprobó el ingreso del “oro verde” peruano a su mercado interno y comenzará a comprar palta de la variedad Hass. Una gran noticia, que confirma que el Perú es un país agroexportador confiable en el mundo.
No obstante la recesión económica mundial, el entusiasmo en el campo se hace permanente. Según el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), el sector agropecuario crecerá 4% en 2020. Se prevé que la demanda de las 600 variedades de frutas y verduras peruanas en el mundo volverá a sus niveles previos a la pandemia mucho antes de finalizar el año. En la cadena agroexportadora hay optimismo.
Después de los contagios y muertes por causa del coronavirus y por el equivocado manejo económico del Gobierno, la pobreza aumentará 8% en el Perú, según Elmer Cuba de Macroconsult. En este contexto el plan de reactivación económica sigue incrementando sobrerregulaciones, ahora por criterios sanitarios. Sin embargo, el sector agroexportador sigue creciendo, generando empleo y reduciendo pobreza.
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