El Perú, en términos institucionales y económicos...
Chile y Perú, el primer y segundo productor mundiales de cobre, aumentaron pobreza en el 2022, no obstante que los precios de la libra del metal rojo alcanzaron récords históricos. Semejante escenario se presenta cuando las consultoras internacionales señalan que el precio de la libra de cobre podría llegar a los US$ 5 en el 2024.
¿Cómo es posible que dos sociedades que venían creciendo a velocidad crucero y desarrollando un proceso asombroso de reducción de pobreza hoy se detengan y comiencen a aumentar este flagelo social? La única explicación está en la llegada al poder de las izquierdas comunistas, apoyadas y avaladas por los sectores progresistas. No hay otra razón.
Durante las últimas tres décadas la pobreza en el Perú se redujo del 60% de la población a 20%, antes de la pandemia. Sin embargo, luego del Gobierno de Pedro Castillo, en pleno superciclo de precios de los minerales, la pobreza en el 2022 llegó a sumar al 27.5% de la población. La pandemia y un año y medio de Gobierno de las izquierdas frenaron el milagro peruano e incrementaron la pobreza en más de 2.5 millones de personas desde el 2019.
Igualmente Chile, una de las estrellas del mundo emergente, está en problemas. En las últimas tres décadas el país del sur redujo pobreza de cerca del 70% de la población a menos de 8%, antes de la pandemia. Sin embargo, los organismos internacionales señalan que la pobreza llegará a superar el 10.5% de la población luego de la experiencia de la Convención Constituyente, el rechazo al proyecto soviético y plurinacional de constitución y la elección de Gabriel Boric. A pesar de las derrotas electorales de las izquierdas, en el 2023 Chile entrará en recesión y la pobreza empeorará.
La devastación económica y social que han desatado las izquierdas comunistas y progresistas en Perú y Chile, entonces, es incuestionable. Durante la administración Castillo en el Perú se gobernó en contra de la Constitución y se alentó la instalación de una asamblea constituyente para redactar una constitución anticapitalista, plurinacional y con equidad de género. En Chile, la Convención Constituyente redactó un texto político de corte soviético, plurinacional y con equidad de género que, igualmente, demonizó la Constitución vigente que permitió a Chile desarrollar uno de los mayores milagros mundiales en la lucha contra la pobreza.
Si desde el Gobierno se promueve “una revolución” –que implica la cancelación del orden constitucional y, por lo tanto, cualquier principio de predictibilidad en la sociedad–, ¿qué empresa, qué capital, va a arriesgar a invertir en esa sociedad? La fuga de capitales en Perú y Chile –que llegó a representar cerca de US$ 15,000 millones– y la ausencia total de nuevas inversiones son el resultado directo de las campañas bolivarianas en contra de los ordenamientos constitucionales.
Y, de una u otra manera, también la debacle de las izquierdas en estos países se explica por la absoluta irresponsabilidad e incompetencia con la economía que espantó la inversión, detuvo el crecimiento y aumentó la pobreza. Al respecto vale señalar que el derrumbe de las izquierdas en ambos países no se explica porque los sectores democráticos y republicanos hayan derrotado las narrativas y relatos colectivistas. Los fracasos de las izquierdas se explican porque la economía y la pobreza se convirtieron en los grandes opositores de las fábulas bolivarianas que todavía imaginan la posibilidad de construir sociedades viables al margen del capitalismo, al margen de la inversión privada.
En cualquier caso, el triunfo ideológico y cultural de las izquierdas en las últimas décadas no le ha servido para conducir la sociedad y menos la economía. Y es que una cosa es fabular en contra de los gobiernos, organizar leyendas y prometer paraísos terrenales profanos ante los problemas del crecimiento, y otra bien diferente es pretender justificar el aumento de pobreza. No hay narrativa ni cuento válido cuando se detiene la prosperidad y se convierte a la sociedad en fábrica de pobreza.
Por estas razones, las izquierdas en la región comienzan a procesar una derrota que los alejará del poder por varias décadas.
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